La principal coalición opositora en Kenia aseguró hoy que ganó las elecciones de agosto de 2017 con más de ocho millones de votos y mantuvo sus planes para investir presidente a su candidato, Raila Odinga.
La Súper Alianza Nacional (NASA, siglas en inglés) impugnó con éxito los comicios pero boicoteó la repetición de las presidenciales, celebradas el pasado octubre, por lo que el presidente, Uhuru Kenyatta, renovó su victoria con más del 98 % de los sufragios y tomó posesión del cargo a finales de noviembre pese a que la oposición no lo reconoce como jefe de Estado legítimo.
En una rueda de prensa celebrada hoy, una de las caras visibles de la coalición, el senador James Orengo, aseguró que Odinga consiguió 8,1 millones de votos frente a 7,8 millones de Kenyatta, pero que la Comisión Electoral no utilizó estos «resultados auténticos» para darle la victoria a quien lidera el país desde 2013.
Por tanto, la NASA seguirá adelante con los planes de investir presidente a Odinga en una ceremonia alternativa el próximo día 30 pese a las advertencias gubernamentales de que pueden incurrir en un delito de alta traición, que en Kenia conlleva la pena de muerte, aunque el país no la aplica desde 1987.
«Si alguien tiene dudas de por qué Odinga debería ser investido presidente, este documento tiene las respuestas», indicó Orengo refiriéndose a los supuestos resultados, de los que aseguró que son «auténticos» y que no fueron «adulterados».
Desde el mismo día de la votación, el 8 de agosto de 2017, la NASA ha asegurado repetidamente que los resultados oficiales de las presidenciales, que dieron la victoria a Kenyatta con un 54 % de los votos, son fraudulentos.
Entre las acciones que ha llevado a cabo contra Kenyatta destacan la creación de un «movimiento de resistencia nacional» y de unas «asambleas populares» regionales, así como el boicot a empresas consideradas afines al oficialismo.
Hasta ahora, y aunque ha mantenido un discurso de paz y unidad nacional, el presidente se ha negado a dialogar con la oposición y ha seguido adelante con su Gobierno pese a que buena parte del país no lo reconoce como su líder. Hoy mismo nombró a varios ministros cuyas carteras permanecían aún vacantes.
Desde la votación de agosto, al menos 67 personas perdieron la vida a manos de la Policía durante protestas contra la Comisión Electoral y Uhuru Kenyatta, que alimentaron los temores de la población de que se repitiera una situación similar a la vivida tras las elecciones de 2007.
Entonces, los enfrentamientos étnicos que siguieron a la victoria de Mwai Kibaki, precisamente contra Odinga, dejaron más de 1.100 muertos y unos 600.000 desplazados.