Zona de muerte, sea como sea. Secuestros. Afganistán se ha convertido en una ratonera, entre atentados, y ahora aludes mortales. Al menos 28 personas han muerto en varios de ellos en las montañas del norte de Afganistán. Según Mohamad Aslam Sayastold, un responsable de la autoridad afgana de gestión de catástrofes, la muerte ha hecho acto de presencia en el valle de Panjshir, al norte de Kabu, donde 22 personas han muerto atrapadas. Otras seis personas murieron en aludes en las provincias de Bamiyan y Badghis.
El gobernador de la provincia de Panjshir, Abdul Rahman Kabiri, dio un balance aún peor al hablar de 31 muertos en tres distritos de la zona, y anunció que otras 30 personas están «bloqueadas bajo la nieve», por lo que el número de víctimas podría aumentar.
300 personas participan en labores de socorrismo
«Hemos juntado a 300 personas para participar en las labores de socorrismo, pero no disponemos del equipamiento necesario y la gente usa palas y sus propias manos para llegar hasta las personas bloqueadas», explicó Kabiri. Unas 15 personas fueron socorridas, añadió el gobernador. En Kabul, Sayastold dijo que no podía confirmar este balance. «Estamos recabando información, ya enviamos equipos de socorristas a las zonas afectadas por los aludes y las nevadas», informó Sayastold a la AFP. Este miércoles había extensas zonas de Afganistán cubiertas de nieve por un temporal que en Kabul provocó cortes en el suministro eléctrico. Las nevadas y los aludes son corrientes en Afganistán, donde cada año matan a decenas de personas.