El exsecretario general del PCE Santiago Carrillo está convencido de que es «imposible» que hoy se repita el consenso que hubo en la transición y no cree «en absoluto» que, a pesar de la extrema situación económica que atraviesa España, puedan reeditarse los conocidos como pactos de La Moncloa.
Carrillo ha conversado con Efe con motivo de la celebración mañana del 35 aniversario de las primeras elecciones generales en democracia, celebradas el 15 de junio de 1977 y en las que el exdirigente comunista salió elegido diputado.
Recuerda Carrillo la fecha como el «gran cambio» que comenzaba en el país en unas condiciones «muy difíciles», porque aunque las elecciones fueron «libres», la España rural y la izquierda, que «todavía tenía miedo», encontraron «muchas dificultades para expresarse».
La libertad no fue tal en los pequeños pueblos porque la sola presencia de una pareja de la Guardia Civil en la puerta del colegio electoral ya imponía, asegura Carrillo.
Opina el histórico dirigente político que el Parlamento español ha cambiado mucho desde entonces. En 1977 y años siguientes, relata, las Cortes jugaron un papel muy importante porque el espíritu común de todos era gestionar el cambio de la dictadura a la democracia.
«Para eso, había un gran consenso. Hoy es imposible que se repita el consenso que hubo entonces», recalca Carrillo.
Y en pos de ese objetivo, los diferentes grupos políticos mantuvieron unas relaciones más estrechas y fructíferas que ahora, toda vez que el acuerdo para otorgar al pueblo la soberanía era «total».
Hoy, continua Carrillo en su conversación con Efe, es «imposible» que la izquierda, por ejemplo, apoye o suscriba acuerdos como algunos que se han aprobado, entre ellos la reforma laboral u otras decisiones que, en su opinión, están «empobreciendo» la educación y la sanidad. En suma, «anulando elementos del estado del bienestar», apostilla.
«No creo en absoluto» que pueda reeditarse un pacto como los de La Moncloa pese a que España está pasando una situación «delicada» en la que «manda la banca» y en la que el pueblo y una parte importante del empresariado tiene menos posibilidades de acceder al crédito y al empleo, subraya Carrillo.
El exlíder del PCE observa un «empobrecimiento» de la actual vida parlamentaria, que compara con la de su época de diputado.
En ese momento, explica, los políticos y partidos estaban representados «más eficazmente» en el Congreso que hoy. Además, en la actualidad las fuerzas de izquierda han quedado «muy debilitadas».
Contrapone también la conciencia política de los ciudadanos en la Transición con la de ahora. «En aquellos tiempos la opinión pública apoyaba en general el cambio hacia la democracia y la apertura a políticas más avanzadas. Hoy, la opinión pública está muy desconcertada», explica Carrillo.
Para este histórico político, los ciudadanos no tienen ahora confianza ni en el Gobierno ni en el principal partido de la oposición.
Un desconfianza que, según Carrillo, se han ganado «a pulso» unos y otros, lo que crea un «serio problema para hoy y para mañana».
El PP se la ha ganado, a su juicio, por la política «muy destructiva» que practicó cuando era oposición y por la «muy dominante y opaca» que lleva a cabo en el Gobierno, y el PSOE, por «haber aceptado políticas neoliberales» que han priorizado la recapitalización en lugar del desarrollo y el crecimiento.
A sus 97 años, Carrillo ya no echa de menos el Parlamento, aunque reconoce que ha habido momentos en su vida en los que le hubiera gustado estar allí, «tomar la palabra y decir lo que pensaba», toda vez que algunos debates se alejan de lo que «exige la realidad española».
Hoy, Carrillo confiesa que no es más que un «analista» y que presencia los debates parlamentarios con «un alejamiento y distancia intelectual tan importante que hace que muchas veces no sienta ningún interés por ellos».
El exlíder del PCE no ve ningún gran orador en las actuales Cortes, pero tampoco quiere destacar a alguno concreto de la historia de la democracia ni de su época.
Una época de «más esperanza que lo es la época actual», concluye Santiago Carrillo.