Pedro Sánchez contaba con dos semanas tras salir elegido como nuevo secretario general del PSOE el pasado 13 de julio. Durante estos 15 días, el madrileño ha tenido tiempo de realizar llamadas y reuniones junto a dirigentes para integrarlos en su equipo.
Pero este sábado y ya en el Congreso Extraordinario Socialista donde se ha ratificado su cargo por alrededor de mil delegados, Sánchez hizo algunos cambios que se pudieron ver en las caras de algunos dirigentes cuando acudían al acto de por la tarde.
En concreto, en el Presidente de Asturias Javier Fernández que entraba por la mañana con cara sonriente y con ganas de dar declaraciones a los diferentes medios y por la tarde, sobre las cuatro de la tarde cuando entró de nuevo, algo cambió. El asturiano entró con la cara descompuesta y sin sonrisa. Al acercarse los periodistas para preguntarle aseguró: “No me deis la enhorabuena, porque no he entrado en la Ejecutiva”.
Tras el acto de ratificación del nuevo secretario general estaba previsto que Sánchez se reuniera con las personas que iba a integrar en su nuevo equipo para comunicarles el cargo que tenían pero todo se torció. Las reuniones, tanto la de conformar su Ejecutiva como la del Comité federal, se retrasaron y cuando iban a terminar a las 11 de la noche acabaron alargándose hasta la 1:30 de la madrugada.
Por los pasillos había malestar de algunos delegados con lo que algunos llamaban “el problema asturiano” y es que Javier Fernández pidió hablar enseguida con Sánchez para saber por qué se le había quitado el cargo que según el asturiano el secretario general le había prometido.
Sánchez estuvo entre dos plantas, hablando con unos y con otros parte de la noche para ver cómo solucionaba el problema con Fernández y por otro lado, con José Antonio Pérez Tapias que le exigía una representación del 15% para el Comité Federal.
Finalmente, salió Susana Díaz para comunicar la lista de los equipos y el asturiano consiguió que el PSOE cree el Consejo para la Transición Industrial y Energética. Un órgano ad hoc sólo para que él lo presida. Fuentes cercanas a Sánchez aseguraron que el madrileño ya lo llevaba en la cabeza crear ese órgano como tiene el Gobierno de François Hollande, pero todavía no había pensado quién podría estar al frente hasta esta madrugada.
La Ejecutiva que hoy será aprobada se compone de andaluces y también de personas de la confianza de Sánchez en muchas federaciones. Como la calificó el nuevo secretario general en unas breves declaraciones, se trata de «un equipo solvente, potente y muy representativo de todos los territorios»,
Entre ellos, el secretario general ha fichado a dos personas que apoyaron a Eduardo Madina: la catalana Meritxell Batet y Manuel de la Rocha Vázquez. El equipo de Sánchez defendió que ésta era la prueba de que la Ejecutiva es de integración. Pero Madina lo negó.
El diputado vasco, afirmó que «no ha habido integración» porque el secretario general no se ha reunido con él para pedirle nombres, aunque sí tuvieron un primer encuentro la semana pasada. Según los madinistas, «Sánchez ha dado la espalda a más de 40.000 militantes» que votaron al vasco.
En declaraciones a los periodistas y visiblemente molesto, Madina defendió que «los 48.000 votos» que le apoyaron para ser secretario general «hubieran preferido trabajar en pro de la integración» y que lleva «días esperando hablar» con el nuevo secretario general. Según denunció, su única reunión con él fue la que se celebró en el Congreso pocos días después de la consulta en la que el madrileño obtuvo el apoyo de los militantes. «Me hubiera gustado colaborar más en pro de una integración que habría sido beneficiosa para esta dirección y no, no ha habido integración», zanjó.
El candidato de Izquierda Socialista, José Antonio Pérez Tapias, sí se reunió ayer con el nuevo secretario de Organización, César Luena, y con Antonio Hernando. Ni Pérez Tapias ni nadie de Izquierda Socialista entró en la Ejecutiva. Pero sí ampliaron su presencia en el Comité Federal.