En declaraciones a Radio Euskadi, recogidas por Europa Press, Eulalia Lluch ha asegurado que las heridas abiertas tras el asesinato de su padre «se van cerrando» porque «la distancia en el tiempo ayuda mucho».
Por ello, ha explicado que «ante una invitación al diálogo», la familia, en concreto su hermana, aceptó sentarse en una mesa con el dirigente de la izquierda abertzale Pernando Barrena. «Tú das tu opinión, yo doy la mía, y acabamos dándonos un besos. Eso es avanzar en el proceso de paz», ha dicho.
En su opinión, esto es «lo lógico» ante el deseo de que no haya más muertes como la de su padre y el deseo de que su hija oiga hablar de ETA «como de un pasado de la historia de su país».
«Que no salga más que en los libros de historia, que cerremos las heridas, algunas se podrán cerrar mejor que otras, vamos a intentar hacerlo», ha añadido.
Para la hija de Lluch, «lo lógico del día a día de la gente» debe ser «no preocuparse de si al vecino le van a poner una bomba debajo del coche». Por ello, ha animado a «cerrar» este problema «entre todos».
«No digamos no tan rápidamente a todos los comunicados, a todas las declaraciones que se hagan. Siéntate, escucha, piensa lo que te han dicho y mira a ver si puedes dar una respuesta en positivo. Veamos el vaso medio lleno», ha recomendado.
En su opinión, «el paso que ha hecho este señor (Pernando Barrena) es un pasito para adelante». «Ese señor ha pedido perdón. Ya hay alguien que se apunta a esto. Yo creo que es el camino», ha señalado.
Eulalia Lluch se ha mostrado satisfecha por el «legado humano» que ha quedado entre quien conoció a su padre, recordado y homenajeado todavía doce años después de su muerte. «La familia nunca se llegó a imaginar, y mi padre no se lo hubiera imaginado nunca, lo mucho que el querían en todas partes», ha concluido.