El miembro de ETA José Ignacio de Juana Chaos reside desde finales de 2014 en el Estado venezolano de Falcón, en la ciudad caribeña de Chichiriviche, donde regenta una licorería, según publica este lunes El Mundo, que le ha fotografiado en la puerta de su negocio.
El Mundo destaca que el terrorista se fue a Venezuela cuando se dio cuenta de que Irlanda había dejado de ser un lugar seguro para él y que podía ser entregado en cualquier momento a la justicia española para responder de una acusación de enaltecimiento del terrorismo.
Ya en mayo de 2013 se publicaron unas fotos del etarra en Venezuela, a raíz de las cuales el juez de la Audiencia Nacional Eloy Velasco cursó oficio a Interpol para confirmar si residía en este país.
De Juana Chaos fue condenado por el atentado contra 12 guardias civiles en la Plaza de la República Dominicana de Madrid, uno de los más sanguinarios. Salió de prisión en 2008, tras abandonar una larga huelga de hambre y, al quedar libre huyó a Irlanda, pero desde marzo de 2010 se encuentra en paradero desconocido.
El terrorista está reclamado por participar en agosto de 2008 en el acto homenaje en San Sebastián en el que se leyó una carta que supuestamente había escrito en la que se invocaba el lema »Aurrera bolie (adelanta la pelota)», que utilizaba el fallecido dirigente etarra Domingo Iturbe, »Txomin», para justificar la lucha armada.
La última vez que se vio al etarra De Juana Chaos fue en mayo de 2014 paseando a su bebé por un centro comercial de Lechería, Venezuela, en compañía de su pareja con su pareja Irati Aranzábal, según unas fotografías publicadas por Antena 3. Venezuela acoge a una numerosa colonia de etarras, entre los que destaca Arturo Cubillas, quien facilita la estancia en el país sudamericano a los miembros de ETA.
De Juana Chaos fue condenado por su participación en 11 atentados en los que fueron asesinadas 25 personas. Tras llevar 17 años entre rejas, la aplicación del Código Penal de 1973 iba a provocar su excarcelación en 2004 tras tener en cuenta unos meses de redención por «por su rendimiento intelectual» y por haber realizado «un curso de redacción y del arte de escribir».
La Audiencia Nacional lo impidió y mientras tanto, el juez Fernando Grande-Marlaska le procesó por pertenencia a banda armada y amenazas terroristas, delitos cuya condena podía oscilar entre 4 y 14 años.
Decidió entonces el etarra desafiar al Estado al iniciar una huelga de hambre. El diario El Mundo publicó entonces que “además de alimentarse con jamón de York y barritas energéticas, su contacto con su entonces novia era más frecuente de lo reglamentario y en situaciones íntimas poco creíbles si realmente se hubiese encontrado en el estado de debilidad que aseguraba padecer”.