El secretario general del PSOE de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, afirma que Pedro Sánchez avanza por el «camino correcto» seis meses después de tomar las riendas del partido, pero opina que es consciente de que «no lo tiene fácil, ni lo tiene fácil nadie».
García-Page, en una entrevista con EFE en vísperas de la conferencia autonómica que el PSOE celebra en Valencia, considera que Sánchez encarna «muy bien» los valores de cambio que representan los socialistas, si bien apunta que está ante «una escalada que no es fácil» por los retos que el partido tiene por delante.
«Pedro está haciendo lo que tiene que hacer. El papel que cogió fue difícil. En su lugar, muchos hubieran apostado por esperar a que pasaran los nubarrones. Se está dejando la piel a trabajar y creo que tiene clara conciencia de las dificultades que tiene en el camino, lo cual es un síntoma positivo», comenta ante el debate sobre el liderazgo de Sánchez y la opción de que la presidenta andaluza, Susana Díaz, opte a relevarle.
En ese contexto, resta importancia a la cena que reunió a Pablo Iglesias e Íñigo Errejón junto a José Bono y José Luis Rodríguez Zapatero y recuerda que los dos exdirigentes socialistas son probablemente «los que más han hecho» por que Pedro Sánchez sea secretario general. Cuando se le pregunta si ese apoyo se mantiene, responde: «No me han dicho lo contrario».
Entiende García-Page que haya debate sobre la conveniencia de esa cena, pero cree que se ha sobrepasado el límite y añade: «Si mañana Pedro Sánchez se viera con Pablo Iglesias a título personal no creo que estuviera obligado a contarlo en la Ejecutiva, ¿no?».
De Sánchez, el candidato a la presidencia de Castilla-La Mancha y actual alcalde de Toledo valora que «tiende a caer bien», «engancha con la gente sin generar rechazo» y «no tiene veto social».
A juicio de García-Page, el secretario general del PSOE está «en un camino correcto, pero es un camino complicado en un partido que ha decidido abrirse en canal ante la opinión pública».
Subraya que Sánchez tiene toda la legitimidad para ser secretario general, pero puntualiza que «ahí no está el debate, sino en cómo se recupera la confianza de la ciudadanía».
A Susana Díaz, el dirigente castellanomanchego la define como «una máquina con corazón». «Políticamente hablando, es extraordinaria, no tiene discusión y tampoco lo discute Pedro Sánchez», añade.
García-Page se muestra convencido de que Díaz «va a ayudar mucho a que el PSOE se recupere» porque su decisión de adelantar los comicios «va a ser un rompeolas» ante el empuje de Podemos.
«Va a romper una ola de pesimismo y confusión en la izquierda y va a aclarar el panorama político. Si sale bien y es lo que esperamos, va a generar una ola de optimismo que va a beneficiar también al secretario general», vaticina.
El líder de los socialistas castellanomanchegos remarca que el partido «está preparado para la remontada» en mayo después de los últimos batacazos electorales, aunque augura «un resultado un tanto irregular» para el PSOE ante la fragmentación de la izquierda.
A su entender, «se ganarán cosas no previstas y se perderán cosas que eran más fáciles».
«Estamos ante una tensión democrática complicada, la de la gente que quiere experimentar y la de quienes pensamos que el PSOE es la mejor opción porque aporta más seguridad», reflexiona.
García-Page garantiza que el PSOE va a «arriesgar en las propuestas» y a abogar por «un cambio sensato», sin «prometer milagros, ni repetir las fórmulas del pasado», pero «no va a negociar con sus valores».
De Podemos, en cambio, advierte de que plantea «arreglar una serie de problemas creando otros más graves» y su meta «no es acabar con el bipartidismo, sino ocupar» el puesto del PSOE.
El secretario general del PSOE de Castilla-La Mancha espera que el caso Bárcenas se traduzca en un «castigo electoral» al PP, porque lo contrario significaría que los ciudadanos consienten la mentira y eso convertiría a la sociedad «en cómplice en un estado de corrupción».
Recuerda al respecto que el PSOE sufrió un «castigo severo en las elecciones» cuando se le identificó «con un caso concreto de corrupción» y argumenta que, «con una metástasis como ésta (…), tiene que haber una medicina electoral».
«No hay nadie que dude de lo que ha pasado en el PP, hay pruebas por todos los lados», insiste antes de tachar de «intolerable» el «grado de hipocresía, de cinismo, de mentira, de desmemoria» del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y de la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal.
«En un país normal, que el presidente del Gobierno le mande un mensaje a la persona a la que luego dice que nunca debió estar en el PP, y que le manda un mensaje de que esté tranquilo y mantenga la fuerza, no me diga que eso no hubiera llevado a una enorme catarsis dentro del Gobierno, del partido y a una asunción de responsabilidades», recalca.