Si algo ha demostrado Artur Mas a lo largo del pulso soberanista es que sabe manejar la escenografía política de tal modo que su discurso y sus anuncios impregnen con mayor potencia en los ciudadanos catalanes, hasta el punto de convertir trámites políticos en eventos históricos. Ese manejo de la comunicación política comienza en la elección de las fechas.
Algunos ejemplos que pueden servir para ilustrar este dominio de la liturgia política catalana en los últimos años son la solemnidad que revistió la firma de convocatoria del 9N, sólo rota por las sandalias de David Fernández, líder de la CUP; la reunión de 800 alcaldes en la Generalitat mostrando su apoyo a la consulta agitando sus bastones de mando y gritando vivas a la independencia o la aprobación de la ley de Consultas.
El 11 de septiembre y las Diadas
Sin embargo, las tres manifestaciones independentistas durante las última Diadas han sido el mejor reflejo de esa escenografía. La festividad catalana no se entendería sin la estrategia de comunicación que las ha acompañado, salvo la espontánea de 2012. La cadena humana que recorrió Catalunya de norte a sur desde la frontera con Castellón hasta Francia en 2013 y la manifestación en forma de V que llenó la Avenida Diagonal y la Avenida de las Cortes Catalanas de casi dos millones de persona son grandes puestas en escena.
Las Diadas son junto al himno y la bandera catalana, los símbolos de su nacionalidad, expresada en la Constitución de 1978. Sin embargo, su importancia principal reside en su fecha: 11 de septiembre, jornada en la que se conmemora el fin del sitio a Barcelona y la caída de la ciudad en las manos de las tropas borbónicas durante la Guerra de Sucesión Española.
2014, tricentenario de la entrada de los Borbones
2014 ha sido un año lleno de actos dedicados a la conmemoración del tercer centenario de la caída de Barcelona, que conllevaría la pérdida de las instituciones catalanas. El bloque soberanista señala 1714 como el momento en que Catalunya perdió su independencia política, o incluso su libertad. La campaña ha llegado a tal punto que en el Camp Nou se pronuncian gritos por la independencia en el minuto 17:14 de algunos partidos.
El primer 9N es la caída del Muro de Berlín
El 9 de noviembre de 1989 caía el Muro de Berlín. La fecha ha quedado marcada en el calendario de la historia ya que supuso la reunificación de Alemania y el paso previo para la caída del bloque soviético en Europa del Este.
Artur Mas hizo coincidir el referéndum independentista con la celebración de los 25 años de la caída del Muro como un gesto hacia Europa. Un guiño al resto de países del viejo continente y a su historia. Con esta elección se pretendía lanzar un mensaje que pretendía dar a entender la falta de libertad en Catalunya.
27 de septiembre: elecciones plebiscitarias
El 27 de septiembre de 2014 fue el día en que Artur Mas firmó la convocatoria para realizar la consulta soberanista del 9 de noviembre, que finalmente supuso un proceso participativo sin ninguna garantía jurídica ni democrática. La misma fecha pero un año después servirá de escenario para que los catalanes puedan expresarse con los derechos y garantías que no tuvieron en el 9N en unas elecciones plebiscitarias.
Además, la elección de esta fecha no atiende únicamente a esa firma del president. Los comicios adelantados vendrán precedidos de una campaña electoral que empezará el 11 de septiembre, lo que prevé una Diada nuevamente histórica con actos que superarán la participación en la cadena humana o la V en el centro de Barcelona.
Sea por simbolismo, por superstición o por estrategia de marketing político, lo cierto es que la ONU no recomienda escoger fechas señaladas para realizar referendos o consultas de especial sensibilidad como la anunciada para el 27 de septiembre. Los sentimentalismos que despiertan pueden desvirtuar la verdadera opinión de los ciudadanos.