Quién iba a decir que el mismísimo Bob Dylan fuese el iniciador de The Beatles en el mundo de la marihuana. Pero hay reuniones que deben producirse y la de los Beatles con Bob Dylan es una de las más importantes para la historia de la música. Nadie podría imaginarse entonces la buena (buenísima) sintonía que se crearía después de que el joven Dylan comenzase a liar porros ante unos Beatles todavía vírgenes en esos lares.
Una anécdota de risas
A dicha noche se han referido los propios británicos en una entrevista registrada en el libro The love you make: an insider»s story of the Beatles, donde recuerdan divertidos la anécdota. El encuentro se producía tal día como hoy de hace 53 años en un hotel de New York. Mientras esperaban las bebidas, Dylan no quiso perder el tiempo y ante los curioso cuatro pares de ojos británicos y pelo cazo comenzó a liarse un porro.
El manager, nervioso, advertía a Bob que ninguno de los Beatles había probado jamás la marihuana. Para la historia quedará la anecdótica reacción del cantautor cuando lo supo. “¿De verdad? Creía que el coro de “I Want to Hold Your Hand” que dice “I Can’t Hide” (No puedo esconder) en realidad decía “I Get High” (Me ‘elevo’)”. Luego, añadió. “Bueno, muchachos, traigo buena yerba”. Una hora después todos estaban envueltos en lo que luego calificaron de «noche loca».
Ritmo o letra
El encuentro también trajo otra conversación memorable entre genios, una lucha de estilos y formas de afrontar la música. John Lennon se encontraba ya viajando en su mundo interior cuando Dylan decidió enseñar a Lennon algunas demos de sus canciones. Fue entonces cuando le insistió que se fijase en la letra y el cantante de Help! no dudó en llevar la contraria. “¿La letra? ¿A quién le importa la letra? Estamos fuera de nosotros mismos y tenemos que poner atención a letras? ¡Escucha el ritmo! ¡Eso es todo!”.
Tras el encuentro, ambas partes ganaron. The Beatles comenzó a escribir letras más profundas y adentrarse en su etapa psicodélica, mientras que Dylan aprendió a poner buenos ritmos a sus complejas letras y hacerlas pegadizas. Sin duda más que una mera noche de anécdotas desfasadas del que sin duda los amantes de la música tenemos que estar agradecidos