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Cada vez son más quienes deciden postergar sus vacaciones para evitar aglomeraciones y conseguir mejores precios.
Aunque septiembre se suele asociar a la vuelta al cole y a la rutina diaria, lo cierto es que cada vez más personas deciden aprovechar la recta final del verano para tomarse vacaciones. Hay diversos factores que demuestran la conveniencia de evitar viajar entre mediados de julio y finales de agosto, la considerada temporada alta. Quienes deciden trabajar en agosto y descansar en septiembre tienen claros sus motivos:
1) Mayor abanico de opciones
Al haber menor demanda, resulta más sencillo localizar billetes y hoteles para vacaciones, que en los meses previos suelen estar completos. De esta forma, hay más opciones entre las que elegir y resulta más sencillo encontrar la que mejor se adapte a nuestras necesidades. Además, evitar las colas y listas de espera de restaurantes, exposiciones y otros atractivos turísticos es otro de los alicientes que ofrece septiembre.
2) Ahorro
Es habitual que las empresas turísticas lancen ofertas de última hora que pueden suponer un importante descuento. Al bajar la demanda, los precios también disminuyen y es posible sacar mayor provecho al presupuesto.
3) Tranquilidad
Las vacaciones en plena temporada alta pueden resultar muy estresantes. Los atascos y las aglomeraciones que sufren los destinos más turísticos no resultan nada relajantes y septiembre ofrece la oportunidad de evitarlas y disfrutar de paz y tranquilidad.
4) El clima
El cambio climático ha elevado las temperaturas y cada vez son más frecuentes las olas de calor extremo y sus temibles consecuencias como los incendios forestales. En septiembre las temperaturas suelen ser más suaves, lo que supone un alivio importante para quienes deciden viajar en esta época.
5) Sumergirse en el destino
Muchos destinos pierden gran parte de su atractivo debido a la masificación que viven en los meses de verano. Es habitual que los vecinos de estas zonas se muestran menos hospitalarios debido a las molestias que les causan los turistas. Visitarlos en septiembre permite sumergirse en la cultura local e interactuar con sus habitantes de forma respetuosa.
6) Evitar el síndrome post vacacional
Irse de vacaciones cuando a la mayoría le toca regresar al trabajo es una buena estrategia para evitar el temido síndrome post vacacional. Además, de ser la envidia de los colegas de trabajo, viajar en septiembre permite que los días de descanso que suponen los puentes de final de año como la Hispanidad, el de Todos los Santos o la Constitución se vean más cercanos por lo que el regreso a la rutina resulta más llevadero con más días libres a la vista.
7) Presumir de las mejores fotos
La gran afluencia de turistas en los puntos emblemáticos de todo el mundo, hace imposible tomar fotografías con calma en las que poder admirar el paisaje o monumento. Septiembre también es la época idónea para poder tomar imágenes dignas de postal con las que presumir de vacaciones.
Sin duda, elegir viajar en septiembre ofrece muchas ventajas y posibilidades a los viajeros frente a los picos de demanda de julio y agosto. Merece la pena organizarse y postergar el momento de hacer las maletas para poder sacarle mayor provecho a las vacaciones y descansar lejos del mundanal ruido.