El Gobierno sueco, hasta ahora bastante laxo con las restricciones para frenar la pandemia, ha informado de que a partir del jueves entrarán en vigor nuevas medidas en todo el país.
Así, a partir del próximo 24 de noviembre y durante cuatro semanas, no se podrán celebrar reuniones de más de ocho personas. Además, bares, pubs y restaurantes no podrán vender alcohol.
Actualmente, el número de contagios y muertes supera al de sus vecinos nórdicos, por lo que el primer ministro, el socialdemócrata Stefan Löfven, ha optado por el endurecimiento de las medidas (antes los actos podían incluir hasta 300 personas), aunque esta norma no afectará a reuniones privadas.
Además, el presidente ha hecho un llamamiento a la población para reducir al máximo sus contactos y ha pedido que no asistan a los gimnasios, bibliotecas o cines, así como que no celebren eventos en casa.
«Demasiadas personas se comportan como si el peligro hubiera pasado. No se puede permitir», criticó Mikael Damberg, el ministro de interior durante una comparecencia.