Un vídeo grabado en constante trepidación, captando sólo unos minutos de una batalla brutal de seis horas de duración en Afganistán, ha permitido ver por primera vez en acción a un soldado galardonado con la Medalla al Honor de Estados Unidos.
En el breve fragmento que se ha hecho público, puede verse al Capitán William D. Swenson luchando por poner a salvo a sus hombres y besar en la frente a un compañero gravemente herido mientras ayudaba a subirlo a un helicóptero.
«Esta puede ser la primera vez que somos testigos de una pequeña parte de la acción» de un soldado Medalla de Honor, dijo este martes el presidente Barack Obama cuando recibió al capitán del Ejército, ahora retirado, galardonado con el mayor honor militar de EEUU, por sus valerosas acciones en el Valle de Ganjgal en 2009.
Veterano de Irak y Afganistán
Swenson, de 34 años y nacido en Seattle, se convirtió en el sexto militar estadounidense en combatir en las guerras de Irak y Afganistán que recibe el galardón, y su reconocimiento supone la segunda vez en medio siglo en la reciben esta medalla dos hombres que lucharon en la misma batalla
Retirado del ejército en 2011, Swenson, recibió la medalla por las acciones que llevó a cabo el 8 de septiembre de 2009 en la batalla del Valle Ganjgal, en la provincia afgana de Kunar. El combate se cobró la vida de cuatro soldados estadounidenses, 10 soldados afganos y un intérprete local.
Un quinto soldado, el sargento primero Kenneth Westbrook – el hombre al que Swenson ayudó a cargar en el helicóptero- murió más tarde a causa de las heridas recibidas en la batalla.
El flamante Medalla de Honor estaba trabajando con las fuerzas de seguridad afganas en la inestable provincia de Kunar, muy cerca de la frontera con Pakistán, cuando él y sus tropas fueron atacadas.
Un infierno en una emboscada
Gracias al texto oficial en el que se anunciaba la concesión del galardón, se pudo saber que el capitán William D. Swenson se distinguió por actos de valentía y heroicidad, poniendo en riesgo de su vida más allá de la llamada del deber, mientras ejercía de asesor integrado de la Policía Nacional afgana.
En la mañana del 8 de septiembre de 2009, más de 60 insurgentes bien armados realizaron una emboscada al grupo de combate del capitán Swenson, cuando se desplazaban a pie al pueblo de Ganjgal para una reunión con los ancianos del pueblo.
Cuando el enemigo desató un infierno con granadas autopropulsadas, proyectiles de mortero y fuego de ametralladora, el capitán Swenson ordenó inmediatamente devolver el fuego, y coordinó la respuesta de sus acompañantes de la policía afgana.
Al mismo tiempo, Swenson realizó las comunicaciones necesarias para obtener fuego de artillería de cobertura y el apoyo de la aviación. Después de que el enemigo hubiera logrado flanquear a las fuerzas afganas y de EEUU, el capitán Swenson pidió una barrera de humo para cubrir la retirada de sus efectivos.
Rodeado por tres lados por las fuerzas del enemigo, que les atacaban con disparos precisos, los medios aéreos coordinados desde el terreno por el capitán Swenson, junto al fuego de apoyo de los helicópteros de evacuación médica, permitieron la evacuación de los heridos.
El capitán Swenson ignoró las transmisiones de radio enemigas que le exigían la rendición, y maniobró a descubierto para prestar ayuda médica a un compañero herido.
Con total desprecio por su propia seguridad, Swenson no vaciló a la hora de dirigir un equipo en un vehículo sin blindaje a través de la zona de máximo riesgo, exponiéndose al fuego enemigo en al menos dos ocasiones, para rescatar a los heridos y buscar a otros cuatro compañeros desaparecidos.
Después de usar el apoyo de la aviación para marcar las ubicaciones de los compañeros caídos y heridos, se hizo evidente que la operación de recuperar a los caídos no era posible debido al fuego enemigo pesado, que golpeaba las zonas de aterrizaje de helicópteros.
El equipo del Capitán Swenson regresó entonces a la zona de muerte otra vez, a bordo de un Humvee. El propio Swenson salió voluntariamente del vehículo, exponiéndose al fuego enemigo, para localizar y recuperar a tres marines caídos y a una sanitaria de la US Navy herida.
Su liderazgo excepcional y la fuerte resistencia presentada contra el enemigo durante seis horas de lucha continua logró unir a sus compañeros, que de esta manera rompieron efectivamente el cerco del enemigo.
El extraordinario heroísmo y la abnegación del capitán William D. Swenson estuvo muy por encima de la llamada del deber, motivo por el que mereció ser galardonado con la Medalla del Honor.