La enfermedad que está sufriendo el mandatario y su traslado a la capital francesa a finales del pasado mes de noviembre han desatado las especulaciones sobre la posibilidad de un golpe de estado para hacerse con el control de este país, que ya ha sufrido varias maniobras de este tipo y asesinatos políticos en los últimos años.
«El presidente, Malam Bacai Shana, salió ayer de (la unidad de) Cuidados Intensivos del hospital Val de Grace de París», ha explicado la Presidencia guineana en su comunicado, difundido por las cadenas locales de radio.
«El presidente ha recibido incluso a su familia y amigos y ha expresado su deseo de regresar a Bissau este fin de semana», ha concluido.
La Embajada de Estados Unidos en Dakar advirtió ayer a sus compatriotas en Guinea-Bissau sobre el «aumento del riesgo potencial de inestabilidad política y disturbios» que afronta el país por el delicado estado de salud de su presidente.
Sanha, de 64 años de edad, asumió el poder en 2009 después de que su predecesor fuera asesinado y, en los últimos meses, su mandato ha estado marcado por su frágil salud. Una fuente del Ministerio de Asuntos Exteriores guineano informó a Reuters la semana pasada de que Sanha entró en coma inducido durante su tratamiento médico en el hospital Val de Grace de París.
Antigua colonia portuguesa destacada por la importación de anacardos, Guinea-Bissau está intentando acabar con la inestabilidad política derivada de varios años de revueltas impulsadas por la cúpula militar, acostumbrada a entrometerse en política.
Las redes internacionales de narcotráfico se han aprovechado de la inestabilidad política del Gobierno y de su corrupción hasta el punto de convertir a Guinea-Bissau en uno de los principales puntos de tránsito de la cocaína que llega de Latinoamérica con destino a Europa.