Por fuera, lo que parecía un simple garaje, escondía en el sótano uno de los mayores talleres clandestinos de ropa descubiertos en Moscú. En esta ciudad subterránea, la Policía rusa ha detenido a 200 inmigrantes sin papeles, la mayoría de origen asiático.
Allí trabajaban y dormían en condiciones infrahumanas. Era un taller en el que falsificaban ropa de marca y de allí los trabajadores no salían para nada. En esta pequeña ciudad, construida bajo un mercado abandonado en el centro de Moscú, tenían desde un restaurante hasta una sala de juegos.
Para que no salieran al exterior, el complejo subterráneo tenía comodidades, que incluían tanto las mesas de trabajo como las habitaciones en las que vivían hacinadas las personas.
Tenían un improvisado criadero de aves, que contaba con unas diez gallinas, pero también habían instalado un casino y un café. Pero lo más llamativo que muestra es que también había un minicine.
Esta es la última operación policial contra las mafias de inmigrantes ilegales. La semana pasada, casi mil fueron detenidos en varias redadas.