En países como Dinamarca, Finlandia, Islandia, Noruega o Suecia es frecuente ir caminando y encontrarse una fila de carritos con bebés dentro durmiendo la siesta. Frente a tiendas, cafeterías o bares, los bebés “esperan” a que sus padres compren, se tomen un café o coman, mientras ellos duermen fuera, a veces a temperaturas bajo cero.
Esta costumbre ni siquiera se abandona en los gélidos inviernos, donde es común que la temperatura alcance los -10ºC o -15ºC. Los padres aseguran que duermen la siesta durante más tiempo que si estuvieran en un ambiente cerrado.
«Probablemente la restricción de movimientos causada por el ropaje podría incrementar la duración de la siesta, mientras que un ambiente frío hace posible envolverlo sin sobrecalentarlo», señala Marjo Tourula, investigadora finlandesa especializada en las siestas de los niños al aire libre.
Según su investigación, -5°C es la mejor temperatura para una siesta al aire libre, aunque algunos padres con los que habló los llevaban afuera a -30°C. Además, concluyó también que los niños son más enérgicos, duermen mejor por las noches y son capaces de dormitar en cualquier entorno, incluso con ruido y luz brillante.
¿Por qué se hace?
Los padres nórdicos consideran que se trata de un hábito de lo más saludable para los bebés, que les permite adaptarse a las bajas temperaturas desde su tierna infancia. Lo hacen para evitar enfermedades. Además, se supone que los niños expuestos al aire libre tienen menor riesgo de contagio de infecciones frecuentes como tos y resfriados que si compartieran una habitación con otros bebés.
Eso sí, dentro de los cochecitos, los bebés están perfectamente abrigados y protegidos del viento y la lluvia, con su edredón y su capota cerrada. Y, por supuesto, la “siesta nórdica” se suspende cuando los bebés sufren otitis o fiebre.
Además, es de destacar que los secuestros en los países nórdicos son extremadamente raros, por no decir inexistentes. A nadie se le ocurriría llevarse un cochecito con un bebé ajeno, y de hacerlo, sólo sería por error.
En fin, hay un dicho sueco que resume la idea de ‘siesta nórdica’: “No hay mal tiempo, sólo mala ropa”.