Unos 215 millones de niños de todo el mundo se ven obligados a trabajar para subsistir, según los datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Esta dramática cifra se presenta para llamar la atención con motivo del Día Mundial contra el Trabajo Infantil. Una lacra que se mantiene, pese a la legislación internacional que lo prohíbe, la justicia penal que persigue a los que promueven el empleo entre menores y los reportajes e informaciones que denuncian situaciones de esclavitud en la población infantil en todos los lugares del planeta, desde la trata de menores con destino a zonas turísticas de Europa, a los niños que trabajan en fábrica de ladrillos en Afganistán.
Una de las causas del trabajo infantil es la pobreza en el sector de la población, el más vulnerable y al que más le ha golpeado la crisis.
De las víctimas del trabajo infantil en todo el mundo, más de la mitad, unas 115 millones, trabajan en las peores condiciones, según datos de la ONG Intervida y Naciones Unidas. Los organismo internacional calculan que 153 millones de estos niños tienen entre 5 y 14 años y un tercio de este colectivo realizan actividades peligrosas, como el trabajo en calderas, minas o simplemente son »cobayas» humanas.
Uno de cada cuatro niños subsaharianos trabaja
El último informe publicado por la OIT señala que Asia y el Pacífico registran el mayor número de niños que no tienen más remedio que trabajar (113,6 millones), y le siguen el África Subsahariana (65,1 millones), América Latina y el Caribe (14,1 millones). Pero si se analiza la incidencia del trabajo infantil, la tasa más alta es en el África Subsahariana, donde uno de cada cuatro menores y adolescentes desempeña una actividad. Mientras, en Asia y el Pacífico, la proporción es de uno de cada ocho, y en América Latina y el Caribe, el 10% de la población infantil.
La ONU alerta de las condiciones infrahumanas en las que trabajan estos niños. Gulnara Shahinian, experta de la ONU dedicada a combatir la exclavitud, advierte de una de las formas más abominables de la esclavitud infantil es la que se encuentra en las minas y canteras, en las que los niños comienzan a trabajar desde los tres años. «La mayoría son tratados como mercancías. En estos lugares hay también casos de explotación laboral y sexual».
La crisis dispara la demanda oro… y los niños que trabajan en canteras
Naciones Unidas destaca que la crisis ha aumentado la demanda y dependencia de materias primas como el oro, y esto ha desembocado en un repunte de los menores que trabajan como esclavos en los yacimientos.
Intervida ha señalado que es necesario incidir en el acceso a la educación como paso fundamental para garantizar la protección contra el trabajo infantil. La ONG lleva a cabo en El Salvador, Nicaragua y Bangladesh proyectos que fomentan el acceso a la educación primaria. El programa consiste en facilitar el acceso educativo a niños en riesgo de desarrollar un oficio, o lo peor, de explotación laboral. Los voluntarios y trabajadores de la organización sensibilizan a las familias sobre la importancia de que sus hijos reciban una educación.
A tres años para el cumplimiento de los Objetivos del Milenio, 67 millones de niños no pueden ni cursar la educación primaria. La precariedad de las familias, la mala calidad de la educación, o porque no es obligatoria en muchos países favorecen el trabajo infantil.
Tanto Intervida como otras organizaciones que trabajan para acabar con la explotación infantil piden a las autoridades que se tomen en serio los compromisos adquiridos en la »Hoja de ruta» para erradicar las peores formas de trabajo infantil para 2016. Y el primer compromiso de ese plan es garantizar una educación gratuita, obligatoria y de calidad.