La organización médico-humanitaria internacional Médicos Sin Fronteras (MSF) constata en un comunicado la destrucción masiva y generalizada de estructuras sanitarias en Ucrania, y los graves impedimentos a la atención médica bajo la ocupación militar rusa.
MSF insta a todas las partes beligerantes a respetar el derecho internacional humanitario y su obligación de proteger a la población y las infraestructuras civiles, así como de garantizar el acceso sin trabas a medicamentos y suministros médicos vitales para las personas que lo necesiten.
Tras la escalada de la guerra en febrero de 2022, los equipos de MSF evaluaron las necesidades médicas y humanitarias de la población en 161 ciudades y pueblos de las regiones de Donetsk y Jersón para prestar asistencia médica a quienes vivían cerca de la línea del frente. A pesar de las peticiones para trabajar a ambos lados de la línea del frente, MSF sólo puede operar en zonas bajo control ucraniano y sus observaciones se limitan a ellas.
«Nuestros equipos fueron testigos directos de casas, tiendas, parques infantiles, escuelas y hospitales reducidos a escombros. En algunas de las ciudades y pueblos donde trabajamos, la destrucción era absoluta. En 25 años de trabajo en zonas de guerra, quizá solo haya uno o dos casos en los que haya visto una devastación similar: lugares como Mosul o Grozni. A lo largo de los 1.000 km de línea de frente en Ucrania, algunas zonas simplemente han sido borradas del mapa«, afirma Christopher Stokes, coordinador de programas de MSF en Ucrania.
Los hospitales no son un lugar seguro
A mediados de 2022, los trabajadores médicos de MSF ya habían sido testigos de ataques contra estructuras sanitarias. En dos casos distintos, en Mikolaiv en abril y en Apostolove en junio, fueron testigos de daños compatibles con bombas de racimo en hospitales, que obligaron a suspender las actividades médicas durante varios días y dejaron a los pacientes sin acceso a la atención médica. En otros tres casos, los días 8, 11 y 15 de octubre de 2022, los equipos de MSF también descubrieron la presencia de minas antipersona dentro de hospitales en funcionamiento, en zonas anteriormente bajo ocupación rusa en las regiones de Jersón, Donetsk y en Izyum.
«El uso de minas terrestres está muy extendido en las zonas del frente, pero verlas de verdad colocadas en estructuras médicas es espeluznante, un acto increíble de inhumanidad. Envía un mensaje claro a quienes acuden en busca de medicinas o tratamiento: los hospitales no son un lugar seguro», afirma Vincenzo Porpiglia, coordinador de proyectos de MSF en la región de Donetsk.
Los equipos médicos de MSF también descubrieron que varias estructuras médicas situadas en antiguas zonas ocupadas por Rusia, tanto en la región de Jersón* como en la de Donetsk, habían sido saqueadas, y que vehículos médicos, incluidas ambulancias, habían sido destruidos. En el interior de dos de estas instalaciones vieron armas y explosivos.
Sanidad bajo ocupación
Los relatos de trabajadores sanitarios y pacientes que vivieron bajo la ocupación rusa indican graves restricciones de acceso a medicamentos, tratamientos o estructuras médicas vitales. Estos relatos fueron corroborados por los registros médicos de MSF tras 11.000 consultas (de noviembre de 2022 a febrero de 2023). Con frecuencia, los equipos médicos de MSF tuvieron que tratar a pacientes con enfermedades crónicas que permanecieron sin tratamiento durante varios meses.
Según los pacientes tratados por MSF, la gente no podía acceder a la asistencia sanitaria debido principalmente a las restricciones de movimiento, la destrucción masiva de estructuras sanitarias o al comportamiento impredecible de algunas unidades rusas. Los pacientes también informaron de que las estructuras médicas y las farmacias que sobrevivieron fueron saqueadas y que el suministro de medicamentos no fue asegurado sistemáticamente por las fuerzas de ocupación. Las entrevistas realizadas coinciden con el diagnóstico médico de muchos pacientes de MSF que permanecieron sin tratamiento durante meses.
MSF recuerda a las partes beligerantes su obligación de proteger a la población y las infraestructuras civiles. Los hospitales y otros centros de salud nunca deben ser objetivo. Las partes beligerantes también deben permitir el suministro sin trabas de medicamentos y material médico vitales, y proporcionar a quienes lo necesitan un acceso seguro y sin obstáculos a la ayuda humanitaria independiente.