Los bombardeos sobre zonas urbanas de las tropas enviadas por Kiev han causado la muerte de 34 civiles, en su intento de aislar las zonas controladas por los rebeldes prorrusos cerca de la frontera con Rusia en el este de Ucrania.
«El principal esfuerzo de las fuerzas ucranianas consiste en aislar las zonas (bajo control rebelde) para impedir la invasión de grupos armados ilegales (…) desde Rusia«, indicó el Estado mayor de la operación militar ucraniana en el este del país.
Esta nueva orientación estratégica se produce tras el anuncio el lunes del presidente ucraniano Petro Poroshenko de un cambio de táctica militar: las fuerzas gubernamentales deben ahora reagruparse antes de llevar a cabo una nueva ofensiva para cortarle a los rebeldes su acceso a la frontera rusa, que controlan parcialmente.
Ucrania y los países occidentales acusan en efecto a Moscú de hacer transitar por la frontera material militar y combatientes que refuerzan las filas de los insurgentes prorrusos.
Poroshenko confirmó informaciones de un dirigente separatista según las cuales los prorrusos han recibido el refuerzo de 1.200 hombres entrenados, así como blindados y tanques, una información desmentida por Rusia. Las fuerzas gubernamentales ya han intentado reiteradas veces retomar el control de la frontera, hasta ahora sin éxito.
Más de 24 horas de terror
En la región de Donetsk, centro del poder prorruso, al menos 34 civiles murieron y otros 29 resultaron heridos en las últimas 24 horas, según datos de la administración regional.
Por su lado, el ejército ucraniano anunció que en esas zonas de combate (regiones de Donetsk y de Lugansk), había perdido a nueve hombres, además de registrar 22 heridos, también en las pasadas 24 horas.
El agua corriente, cortada desde el domingo por la noche en el sector de Donetsk, estaba siendo restablecida este miércoles, anunció el ayuntamiento. Los combates habían dañado una línea eléctrica que abastecía a la principal planta de tratamiento de aguas.
Debido a los enfrentamientos, los equipos de mantenimiento «no han conseguido identificar hasta hoy los destrozos y restablecer la línea», informó el municipio. Un testigo consultado por la agencia AFP afirmó que ha vuelto el agua a Makiivka, ciudad lindante con Donetsk, escenario de bombardeos intensos desde el lunes.
En Donetsk, los habitantes se desplazaban aún con grandes bidones de agua en las calles casi desiertas de la ciudad, pese al anuncio del ayuntamiento, constataron periodistas de la agencia AFP.
Las fuerzas gubernamentales también han cerrado en estos últimos días el cerco en torno a Lugansk, ciudad en la que se han producido intensos combates durante la noche, según el ayuntamiento. El agua, la electricidad y la red telefónica están cortados en esta ciudad desde hace dos semanas.
Putin frente a Poroshenko
En el plano diplomático, Rusia anunció el martes que el presidente Vladimir Putin viajará el 26 de agosto a Minsk para participar en una cumbre regional a la que asistirán también el presidente ucraniano, Petro Poroshenko, y dirigentes de la Unión Europea (UE).
La presidencia rusa dijo que están previstos encuentros bilaterales durante esta cumbre, pero no precisó si habrá una reunión bilateral entre Putin y Poroshenko.
Por su parte Berlín confirmó que la canciller Angela Merkel visitará Ucrania el sábado, para mantener conversaciones con el presidente Poroshenko y el primer ministro Arseni Yatseniuk en Kiev.
Por otra parte, el convoy ruso de ayuda humanitaria sigue esperando por séptimo día consecutivo cerca de la frontera con Ucrania.
Las autoridades ucranianas no habían comenzado la inspección de los camiones bajo los auspicios de la Cruz Roja aludiendo a la ausencia de garantía sobre la seguridad en el traslado a territorio controlado por los rebeldes en Ucrania. Kiev y Occidente temen que el convoy sirva de caballo de Troya para una invasión rusa, una sospecha que Moscú califica de absurda.