El titular español de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, ya avanzó a su llegada a la primera sesión de negociaciones del lunes que sería un encuentro «singular y particularmente complejo», en particular con la entrada en vigor el 1 de enero del próximo año de la obligación de desembarque, que prohíbe a los buques devolver al mar los ejemplares que han sido capturados de manera accesoria.
A falta de conocer los detalles del acuerdo, el interés de España se centraba sobre todo en la cuota finalmente pactada para capturas de merluza sur, que se pesca en el Cantábrico, y en obtener las flexibilidades suficientes para evitar que la flota española tenga que cesar su actividad por la obligación de desembarque.