La situación de los últimos días en varias regiones del este de Ucrania ha levantado las alarmas de un nuevo movimiento de secesión y anexión a Rusia en la zona, con ataques y toma de edificios públicas en la región de Donestk, pero los expertos difieren a la hora de evaluar y comparar la situación con la vivida en Crimea en el mes de marzo.
Natalia Shapovalova, investigadora especializada en Ucrania y asociada en FRIDE, un think tank europeo, no cree que se pueda designar como ‘guerra civil’ al conflicto que pueda surgir en el país. “No lo llamaría guerra civil porque lo que tenemos son grupos armados muy bien organizados detrás de los cuales, según dice Ucrania, hay agentes rusos. Detrás de un asalto a la estación de policía de Hovlinka, por ejemplo, se encontraba un coronel ruso. No es una guerra civil porque intervienen fuerzas militares de otro país” apunta.
Una opinión que también comparte Jana Kobzova, experta en relaciones rusoeuropeas basada en Bruselas. “No me arriesgaría a decir que se va a entrar en una guerra civil: tenemos que centrarnos en los datos. En primer lugar, desde la invasión de Crimea no se ha llevado a cabo un movimiento legislativo firme que muestre que el este de Ucrania quiera unirse a Rusia”, apunta. “Según apuntan las informaciones, a diferencia de Crimea, las voces que están pidiendo la anexión a Rusia no son ciudadanos ucranianos, sino que son ciudadanos rusos”, explica.
La doctora emérita del departamento de Relaciones Internacionales de la London School of Economics, Margot Light, cree, al contrario que sí que hay cierto riesgo de que las protestas desencadenen en un conflicto de mayores proporciones, que «es todo lo que quiere Rusia», y sí que se aproximaría más a los términos de «guerra civil», ya que se acercaría más a episodios de violencia local, una «excusa» que utilizaría Rusia para iniciar un movimiento de anexión de la zona, como ya hizo con Crimea.
Falta de control del gobierno central
Kobzova da otra razón para la inestabilidad en la zona, “lo que sí que se ve es que el gobierno central de Ucrania tiene muy poca confianza de esas zonas, el nuevo ejecutivo tiene una auténtica falta de credibilidad en el este. No necesitan que Rusia les diga que protesten”.
Una falta de control del gobierno que también comparte Shapovalova, “El gobierno de Ucrania lo está tratando como una operación antiterrorista, está atacando e intentando desbloquear las carreteras ocupadas por los grupos armados, pero no tiene ningún control en la región del este. Tras la revolución de Euromaidan las fuerzas de seguridad que controlaron a los manifestantes están desmoralizadas y tampoco está claro a quién apoya la policía de la región, están jugando un doble papel”, señala Shapovalova.
Las diferencias con Crimea también existen: “ya que no se ve de forma clara un apoyo total prorruso, hay diferencias entre la población. Incluso entre las autoridades locales no se ha tomado una posición clara, se podría decir incluso que hay diputados locales que están aprovechando la situación para ganar poderes respecto a las autoridades centrales.”
“Ucrania es un país muy centralizado”, señala Shapovalova, “lo que la gente pide es más poder local, piden un país unitario, pero con más poder para las regiones”, opinión que también comparte Kobzoba.
Sobre la posibilidad de un referéndum sobre la estructura del Estado, al que el presidente ucraniano aceptó no oponerse, Shapovalova cree poco probable que las regiones del este se puedan incorporar a Rusia. “El debate del estado federal es un debate antiguo, de la década de los 90, no sólo en Ucrania, sino también en todos los antiguos estados de la URSS, como en Moldavia. Se trata de una estrategia más de Rusia para desmembrar y debilitar al país, prácticamente ingobernable, pero no creo en una incorporación total a Rusia de ambas regiones, le saldría demasiado caro.” Kobzova apunta que, aunque
Reacciones internacionales
La OTAN poco podría hacer en caso de conflicto, ya que Ucrania no es miembro de la Organización, Jana Kobzova cree que“es difícil imaginarse la situación, en todo caso, si Ucrania entra en guerra con Rusia, estaríamos hablando de una guerra de occidente contra Rusia”. Según Kobzova, el camino hacia una solución pasa por mandar un mensaje claro a Rusia, “las sanciones que se han adoptado hasta el momento son simbólicas, lo cual manda a Rusia el mensaje de que puede hacer lo que quiera”.
Una opinión que comparte Margot Light: «existe una posibilidad de que se solucione por la vía política. Creo que si los estados moderasen su retórica, se podría llegar a una solución política». Además, una escalada del conflicto en la zona afectaría mucho a Europa, debido al suministro de gas.
Para avanzar hacia una solución, Kobzova señala como imprescindible un mayor control del gobierno central, “Lo que tiene que hacer es celebrar las elecciones presidenciales del próximo 25 de mayo, pero lo tiene que hacer en la totalidad del territorio ucraniano, para calmar la situación y conseguir establecer la autoridad central en las regiones del este”.