El primer ministro británico, David Cameron, se enfrenta ahora a otro reto: la rebelión en su gabinete. No solo el número dos de su Gobierno de coalición, Nick Clegg, está muy en desacuerdo con el veto del Reino Unido a la reforma de la Unión Europea. Este miércoles el diario »The Guardian» publica que el ministro de energía, Chris Huhne, advirtió a Cameron que «no tenía la autoridad» de la coalición para bloquear el acuerdo europeo.
La actitud que mantuvo Cameron en la cumbre europea contrasta con la de otros miembros de su gobierno, favorables a mantener los lazos con Europa, antes incluso del veto británico. Ahora, a la vista del resultado de la cita de la pasada semana en Bruselas, algunos integrantes del gabinete de Cameron intentan recomponer por su cuenta los vínculos con Europa.
El ministro de energía ya empezó a mover los hilos en la cumbre del clima celebrada el fin de semana en Durban, donde se mostró favorable a un marco europeo en esta materia.
También el viceprimer ministro, Nick Clegg, cuyo enfado ha sido notorio, tiene en su agenda encuentros con personalidades de la política y las finanzas europeístas y en enero intervendrá en un encuentro con ministros liberales de otras coaliciones de gobierno de Europa.
Cameron rechaza reconsiderar su posición
Pero David Cameron rechaza renegociar su posición sobre Europa. El jefe de gobierno ha dicho este miércoles «no se disculpa» por vetar un nuevo tratado destinado a salvar al euro en la cumbre europea de la semana pasada, una decisión que llevó a los otros 26 países del bloque a acordar un pacto de integración fiscal sin el Reino Unido.
En una ruidosa última sesión parlamentaria antes del receso navideño, el líder de la oposición laborista, Ed Miliband, ha manifestado que «sería sensato para él (Cameron) volver a entrar en las negociaciones e intentar obtener un mejor acuerdo para el Reino Unido».
Los dos políticos también se han enfrentado a propósito del estado de la coalición formada en mayo de 2010, después de las críticas de Clegg. Cameron ha respondido que siempre habrá desacuerdos en una coalición y que nadie en la Cámara va a sorprenderse de que conservadores y liberal demócratas no compartan opiniones sobre Europa.
«No es tan malo, quiero decir, no es que seamos hermanos o algo así», ironizó refiriéndose a la batalla que enfrentó el año pasado a Ed Miliband con su hermano, el ex ministro de Relaciones Exteriores David Miliband, por el liderazgo del Partido Laborista.