El presidente estadounidense, Barack Obama, ha establecido límites a la reanudación de las operaciones militares en Irak y ha advertido de que, a pesar de los últimos bombardeos en la zona norte contra posiciones del grupo suní radical Estado Islámico, Estados Unidos no tiene intención de ser «la fuerza aérea iraquí».
La aviación norteamericana, en cumplimiento de una orden dada por Obama, reanudó el viernes los ataques aéreos en Irak. Washington alega que su única intención es la de proteger al personal estadounidense en la zona y a las minorías asediadas por el avance de Estado Islámico.
En este sentido, Obama ha insistido en una entrevista con »The New York Times» en que Estados Unidos tiene un «interés estratégico» en contener el avance de los yihadistas. «No vamos a dejarles que creen un califato en Siria e Irak», ha añadido, en alusión al territorio que la milicia quiere unificar bajo un único mando radical.
El presidente norteamericano ha aclarado que, para frenar a Estado Islámico, Estados Unidos necesita respaldo. «Sólo podemos hacerlo si sabemos que tenemos aliados sobre el terreno capaces de llenar el vacío», ha apostillado. Un respaldo que no ha tardado en llegar de sus grandes aliados británicos y franceses.
El presidente François Hollande y el primer ministro David Cameron «expresaron un fuerte apoyo a nuestras acciones y están de acuerdo en apoyarnos en la asistencia humanitaria que ofrecemos a los iraquíes que más sufren», dijo Obama en una conferencia de prensa en la que aclaró que Estados Unidos no tiene prevista una fecha para el fin a los ataques aéreos contra los yihadistas del Estado Islámico (EI).
Obama se ha convertido, con los nuevos bombardeos, en el cuarto presidente consecutivo que ordena intervenir en Irak. Sin embargo, ha aclarado que Estados Unidos no tiene intención de convertirse en «la Fuerza Aérea iraquí» y ha avisado a los líderes locales de que «la caballería no va a llegar al rescate».
Dudas
El presidente norteamericano ha recordado el caso libio para apuntar que los bombardeos no son la solución definitiva a ningún conflicto. Así, ha reconocido que «subestimó» el caos en que caería Libia tras el fin de la intervención militar occidental, basada precisamente en ataques aéreos.
«Es una lección que ahora aplico cada vez que me hago la pregunta: ¿deberíamos intervenir militarmente? (…) ¿Tendremos una respuesta al día siguiente», ha planteado Obama, que no obstante ve diferencias entre la situación de Libia y la de Irak.
«Intervenir en Libia para evitar una masacre era lo correcto», argumentó Obama, pero hacerlo sin suficiente seguimiento en el terreno para gestionar la transición de Libia es, probablemente, su mayor pesar en política exterior.
En el caso iraquí, ha explicado, el país cuenta con un jefe de Estado elegido democráticamente, así como un presidente del Parlamento. Ahora, los líderes políticos deben dar un «último paso» y designar un primer ministro, paso previo a la formación de un Gobierno que pueda mantener «junto» al país.
Obama dejó claro que EEUU solo se va a involucrar en lugares de Oriente Medio en los que el país no está de acuerdo con una política de vencedores y vencidos.
El presidente declaró que la única fuerza que realmente puede debilitar a EEUU son ellos mismos. «Tenemos tantas cosas a nuestro favor en este momento como los recursos energéticos o la innovación para una economía en crecimiento. Pero, nunca nos daremos cuenta de nuestro verdadero potencial a no ser que las dos partes adopten la misma perspectiva que estamos pidiendo a los chiíes, suníes y kurdos o a los israelíes y palestinos: No vencedores. No vencidos. Hay que trabajar juntos», aseguró.
«Nuestra política es disfuncional«, dijo el presidente. «Debemos prestar atención a las terribles divisiones de Oriente Medio. Las sociedades no funcionan si las facciones políticas toman posiciones maximalistas. Mayor diverso es el país, cuanto menos puede darse el lujo de tomar posiciones maximalistas«, afirmó.