La Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito ha dejado claro en su último informe que el consumo de drogas sigue en auge en el mundo. Además del su consumo, hay nuevas sustancias que destacan por encima de otras como es el caso de la sal de baño.
Las catinonas sintéticas en las sales de baño pueden producir euforia y un aumento en la sociabilidad y el deseo sexual, pero algunos usuarios experimentan paranoia, agitación y delirio alucinatorio; algunos incluso muestran comportamiento psicótico y violento y se han reportado muertes en varios casos.
Las sales de baño suelen tomar la forma de un polvo cristalino blanco o café y se venden en bolsas de plástico o paquetes de papel aluminio etiquetados como “No apto para el consumo humano”. A veces también se venden como “fertilizantes o alimento para plantas”, o más recientemente como “limpiador de joyas” o “limpiador de pantalla de teléfonos”.
Con un sólo click el usuario puede adquirir esta nueva droga legal por tan solo 20 euros con el nombre de Ivory Wave.
¿Cómo afectan al cerebro?
Las catinonas sintéticas que comúnmente se encuentran en las sales de baño incluyen la 3,4 metilenedioxipirovalerona (MDPV), la mefedrona (“Drone”, “Meph” o “Meow Meow” en inglés) y la metilona, pero hay muchas más. Todavía hay mucho que no se conoce sobre cómo estas sustancias afectan al cerebro humano y las propiedades pueden variar un poco entre una y otra catinona.
Los efectos alucinantes que con frecuencia se reportan en los usuarios de las sales de baño son similares a los de otras drogas como la LSD o la MDMA que elevan los niveles de la serotonina, otro neurotransmisor.
Estas ‘sales de baño’ proceden de la industria, se utilizan para la fabricación, por ejemplo, de abonos para las plantas. “Ocurre que algún narcotraficante ha visto la oportunidad de utilizar estas moléculas como drogas”, explica el forense José Cabrera a la Sexta. “Lo que diferencia a esta droga es que afecta al individuo cien veces más que cualquier sustancia conocida. Produce agresividad en la gente, que puede llegar a tirarse por la ventana o morderle la cara a un transeúnte como ya ha ocurrido. Es una explosión de agresividad”.
En EEUU, Reino Unido y Canadá están prohibidas
Barack Obama firmó una radical ley federal que prohíbe varios tipos de estas sustancias sintéticas, tras varios intentos infructuosos de decenas de gobiernos locales para vetarlas.
En los últimos meses, los servicios de emergencia de ciudades estadounidenses se han visto sorprendidos con cada vez más ingresos de pacientes con extraños síntomas.
Los usuarios de estas drogas de diseño presentan episodios de paranoia extrema, agitación, alucinaciones y fuerza fuera de lo común, pero los exámenes toxicológicos no muestran ningún consumo de sustancias no autorizadas.
La Administración para la Vigilancia de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés) dio una acción de emergencia que vuelve ilegal la posesión y venta de estos químicos.
Las sales de baño se encuentran en el mercado con nombres atractivos como «Ola de marfil», «Cielo de vainilla» y «Felicidad». Son vendidas en tiendas para fumadores, estaciones de servicio y en la web, según la DEA.
La orden federal dada en Estados Unidos prohíbe, por lo menos por un año, los químicos usados en las sales de baño: mephedrone, methylenedioxypyrovalerone (MDPV) y methylone.
Estos compuestos imitan los efectos de drogas como la cocaína, el LSD y las anfetaminas las cuales estimulan al sistema nervioso provocando peligrosos efectos secundarios.
Pero no solo está prohibido en Estados Unidos, también en Canadá y en Reino Unido este tipo de sustancias han sido prohibidas pero no en España. Las sales de baño han aumentado como droga psicotropica en todo el mundo y en España un 5% de los jóvenes entre 15 y 24 años ya la han probado ya que le resulta muy cómoda su compra.
Pese a la falta de estudios sobre esa nueva droga, muy extendida en Estados Unidos, el norte de Europa y hasta Japón, se conocen casos en que han provocado brotes psicóticos, crisis de ansiedad, vasculitis, vasoconstricción -lo que supone un riesgo grave para las personas con problemas cardiovasculares- y psicosis tóxicas.