Persecuciones, amenazas, matanzas y miedo, mucho miedo. Los cristianos de Irak son objetivo prioritario de los militantes radicales del Estado Islámico.
Miles de cristianos iraquíes son hoy refugiados, al verse obligados a abandonar sus hogares, ahora en control del Estado Islámico. Huyen de la intolerancia y la barbarie de un grupo de persigue, tortura y crucifica a aquellos que no comparten su interpretación de la ley islámica, de un grupo que, pese a los esfuerzos de Bagdad y algunos países occidentales, continúa avanzando y sumiendo a la población civil en la peor catástrofe humanitaria jamás registrada.
Pese a la alarmante situación de los cristianos, la Iglesia Caldea de Irak demuestra al mundo que, frente a la adversidad, el pueblo cristiano fortalece su fe y ampara y protege al resto de las comunidades hermanas perseguidas también por el odio yihadista.
Ante tantas imágenes de la barbarie, de los fusilamientos y vídeos de ejecuciones, también aparecen señales de esperanza. Todavía hay luz en el negro futuro que el Estado Islámico trata de imponer.
Este sábado 38 niños iraquíes recibieron su primera comunión en la Iglesia »Mar Joseph» de la ciudad de Kirkuk, ciudad que sufre el embite yihadista día sí, día también. A 250 kilómetros al norte de Bagdad, Kirkuk sobrevive, tras la desbandada del Ejército iraquí, protegida por los peshmerga, las tropas leales al Kurdistán.
En esta ciudad del norte de Irak, la zona donde se están llevando a cabo los combates que decidirán el futuro del país, los fieles acuden a las iglesias para repartir ayuda a los miles de desplazados que llegan al Kirkuk en busca de apoyo, comida y agua.
Todavía se reúnen multitud de creyentes para rezar por la paz y pedir el cese de los combates y el fin del sufrimiento de las familias desplazadas.
La Iglesia Caldea exhibe a través de internet lo que muchos otros, como los pocos cristianos que quedan en Mosul, no pueden hacer. Revela imágenes de sus rituales, rezos y actividades, y aboga por que, algún día, todos los iraquíes puedan volver a mostrar su fe. Los cristianos iraquíes no se rinden.