La activista por los derechos de la Mujer Su Changlan y el escritor Chen Qitang fueron condenados a tres y cuatro años y medio, respectivamente, por «incitar a la subversión del poder del Estado». El tribunal de Foshan alegó que los activistas publicaron y compartieron en Internet artículos difamatorios que atacaban el socialismo e incitaban a la subversión. Según su abogado, Liu Xiaoyuan, las detenciones fueron resultado de su activismo y de apoyar protestas.
Asimismo, el artista Chen Yunfei fue condenado por el tribunal de Wuhou a cuatro años de cárcel por «ser un alboratador y provocar problemas». Su condena se relaciona con varios tweets críticos con el Gobierno de China y con sus perfomances artísticas.
«Encerrar activistas por apoyar la democracia en Hong Kong o por conmemorar la masacre de Tiananmen muestra lo nervioso que está el Gobierno de China ante los que promueven el respeto a los derechos», ha comentado Sophie Richardson, directora de Human Rights Watch en China. «El Gobierno debería estar liberando a estos y otros activistas detenidos, no castigandolos», ha añadido.
Según HRW los procesamientos de los tres activistas estuvieron repletos de irregularidades y violaciones del procedimiento. Entre otras violaciones, la ONG denuncia que las autoridades les negaron acceso a los abogados, prolongaron la detención previa al juicio y negarón cuidados médicos adecuados a Su.
Desde que el presidente de China, Xi Jinping, asumió el poder en marzo de 2013, su gobierno ha incrementado la hostilidad hacia la disidencia pacífica, la libertad de expresión y religión, en palabras de la organización.
«Mientras el presidente Xi se posiciona como un lider global, sus represiones despiadadas contra activistas y defensores de la ley demuestran su falta de confianza en el sistema político de China», ha concluido Richardson.