Los estudiantes de Hong Kong, punta de lanza del movimiento prodemocracia, y el gobierno local tuvieron este martes su primera reunión en más de tres semanas de manifestaciones que siguen perturbando el funcionamiento de la megalópolis china. El primer diálogo entre el Gobierno y la Federación de Estudiantes, que representa en las negociaciones a los manifestantes, se cerró sin grandes avances que puedan poner fin a las protestas pero con un tímido acercamiento de la Administración a las demandas de los activistas, que mostraron cautela y descartaron abandonar por el momento las calles.
Las conversaciones, retransmitidas en directo por canales de televisión locales, reunieron cinco delegados de los sindicatos estudiantiles y cinco personalidades del gobierno hongkonés, entre ellas la número dos, Carrie Lam.
En el turno de cierre de intervenciones, Lam puso sobre la mesa cuatro posibles propuestas de actuación respecto a los cambios democráticos para Hong Kong que reclaman los manifestantes.
El primero, un posible margen de maniobra, dentro de las directrices fijadas por el Gobierno de Pekín, para amoldar el marco electoral de 2017 de forma que pudiera satisfacer parte de las peticiones de los estudiantes.
En un segundo punto, Lam abrió la posibilidad de una reforma constitucional a partir de 2017, después de las elecciones a la jefatura de Gobierno de Hong Kong.
Lam planteó también la idea de crear una plataforma donde se recojan puntos de vista de distintos sectores acerca de una reforma constitucional más allá de 2017.
Además, Lam dijo que el Gobierno estaría considerando hacer un informe sobre la visión de los ciudadanos, a tenor del movimiento Occupy, acerca de la reforma electoral, para hacérselo llegar al Ejecutivo de Pekín.
«No podemos negar que en el último mes, el boicot iniciado por ustedes es un movimiento social a gran escala y su impacto es de largo alcance», dijo durante su intervención.
«Espero que este diálogo sea el primero de una serie de encuentros», declaró Carrie Lam en rueda de prensa tras finalizar la reunión.
A mitad del debate, Lester Shum, otro representante de la Federación de Estudiantes, mostró su decepción con el discurso del Gobierno: «Sólo ha pedido que aceptemos la decisión de la Asamblea Popular Nacional (Parlamento)».
«No hemos escuchado nada sobre la manera en la que el Gobierno va a resolver el actual problema político», añadió.
Yvonne Leung, la única representante femenina en la mesa de los estudiantes, dijo que «el Gobierno de Hong Kong está renunciando a su responsabilidad. Tiene el deber constitucional de luchar por una propuesta de reforma democrática para Hong Kong».
«¿No hemos hecho suficientes concesiones? Muchos jóvenes han sacrificado sus estudios y su tiempo. Incluso estamos dispuestos a ser arrestados e ir a la cárcel. ¿Qué queremos? El derecho al voto, el derecho a ser votado y el derecho de todos los votos por igual», concluyó Shum.
El sufragio universal beneficia a los pobres, según el gobierno de Hong Kong
Antes de la reunión, el jefe del gobierno de Hong Kong, Leung Chun-ying, del que los prodemocracia piden la dimisión, advirtió a estos que no deben hacerse ilusiones en cuanto a unas elecciones totalmente libres en 2017.
En una ciudad en el que el 20% de los siete millones de habitantes vive bajo el umbral de la pobreza, un sufragio universal pleno le daría más poder a los más modestos. Para Leung, un ex empresario, esto sería inaceptable, pues muchos inversores huirían entonces de la ex colonia británica, que de esta forma perdería su rango de centro financiero mundial.
No obstante, Leung Chin-ying dijo el martes que la comisión electoral que selecciona y elige al número uno del gobierno local podría volverse «más democrática».
«Se puede conversar al respecto, se puede volver a la comisión de nominación (de los candidatos) más democrática», afirmó.
China acepta el principio de sufragio universal para la elección del próximo jefe del ejecutivo en 2017, pero pretende seguir controlando el proceso electoral, empezando por la designación de los candidatos.
La situación paralizada ante el inmovilismo de ambos bandos
Por primera vez desde el 28 de septiembre, el gobierno ha aceptado reunirse con los estudiantes. Pero pocos observadores esperan que Pekín, que teme un contagio democrático, cambie su posición. Ni tampoco esperan que los estudiantes se vayan a retirar.
«Estoy muy preocupada», dijo Claudia Mo, diputada prodemocracia. «Si al final se demuestra que es simplemente un show, un circo político con animales políticos, la gente va a decir que hay que salir a la calle».
«La gente no es optimista», dice Joseph Cheng, analista y militante prodemocracia. «Nadie en el campo de los prodemocracia espera que Pekín haga la más mínima concesión», afirmó.
Las dos primeras semanas, después de que la policía hiciera uso de gases lacrimógenos, la movilización fue bastante pacífica. Pero la tensión se ha vuelto a disparar en los últimos días por la intervención de las fuerzas del orden para desbloquear algunas vías de circulación.
Lo lograron en Causeway Bay, un barrio comerciante, y en Admiralty, cerca de la sede del poder, pero han perdido una parte del terreno que habían reconquistado en Mongkok, en el sur del continente, frente a la isla de Hong Kong.
Los manifestantes, muy jóvenes en su mayoría, están preocupados por su futuro político aunque también por el económico ya que las desigualdades sociales no paran de crecer.
El flujo de chinos del «continente», a los que se culpa en parte del aumento del costo de la vida, explica este sentimiento, así como la percepción de la generación joven de una colusión entre el gobierno y la élite financiera.