La capital escocesa amanece con un ambiente festivo tras una larga e intensa campaña por el Sí o el No a la independencia de Reino Unido. A las 7 de la mañana abrían los centros electorales y recibían a los más madrugadores que venían a depositar su voto antes de ir a trabajar. Muchos son los que lucen pegatinas, chapas, banderas e incluso el tradicional Kilt para participar en un proceso histórico que acapara miradas en todo el mundo. Los simpatizantes del Better Together y del Yes Scotland apuran hasta el último minuto a las puertas de iglesias convertidas en centros electorales para atraer a los últimos indecisos.
Lorette, una ama de casa de origen inglés, acude a su centro electoral con un bebé en brazos y un niño de la mano lleno de pegatinas del No. “Lo mejor para la economía y la seguridad de Escocia es continuar en la unión. El referéndum está creando divisiones entre familias y vecinos, además de generar un sentimiento anti-inglés que no es nada bueno. El Yes responde a un sentimiento emocional”, asegura. A continuación llega Russel, un administrativo de 36 años que se une a la conversación: “yo prefiero no deciros lo que voy a votar pero creo que este proceso está siendo muy positivo. ¿De eso se trata la democracia, no? Está generando discusiones saludables y ha conseguido despertar el interés por la política en una gran parte de la población”. “Además, que quede claro que el problema no es Inglaterra, es Westminster”, puntualiza Mary, de 57 años. Según datos oficiales, se espera que más del 90% de los escoceses acudan hoy a las urnas.
Alex y Dominic también vienen a depositar su voto con sus dos hijos pequeños. Son informáticos e ingleses, aunque llevan años viviendo en Edimburgo. “Apoyamos la independencia. El voto escocés no ha valido durante muchos años y ahora es nuestra oportunidad. De todas maneras, gane quien gane, Escocia saldrá beneficiada porque habrá una mayor descentralización de poder. No pueden ignorar la voluntad de una proporción tan grande de escoceses”. Los resultados definitivos no se conocerán hasta mañana pero los sondeos, aunque contradictorios durante estos últimos días, ofrecen márgenes muy ajustados.
Ken ya ha votado pero decide quedarse en la puerta de su centro electoral para apoyar el No a la independencia. Ha sido de los primeros en votar esta mañana, y lo ha hecho vestido con el tradicional Kilt escocés. Como tantos otros en Edimburgo, él ha vivido todo el proceso con mucha intensidad: “soy escocés, británico y europeo. Pero no soy más escocés que británico. Los partidos por la independencia han prometido un paraíso que no existe. De salir vencedores, perderíamos las embajadas entre otras muchas cosas. En cualquier caso, espero que salga lo que salga los parlamentos de uno y otro lado sepan manejarlo adecuadamente”. Ken tiene 87 años y fue profesor de Química en la Universidad.
«He venido a votar con mi cabeza»
Montgomery tiene 85 y confiesa tener sentimientos encontrados, “he venido a votar con la cabeza y por eso en mi papeleta ponía No. Si me dejo llevar por el corazón habría dicho Sí, pero eso sería quedarme con la historia y el pasado y tenemos que mirar hacia el futuro”. Detrás de él sale Martin, un albañil retirado que se rasca pensativo una larga barba blanca al preguntarle su opinión, “yo he votado que Sí. Sí a la democracia. Cada nación debe tener poder de decisión sobre sus propios asuntos. A mí no me interesan los términos políticos sino los sociales. Además, he vivido lo suficiente para no creerme las promesas de Westminster”.
Mhairi (versión gaélica de Mary), lo tiene claro “si sale el No, seremos el primer país en rechazar la independencia”, asegura esta estudiante de 23 años. Tanto ella como su hermana pequeña y sus padres tienen claro el futuro de una Escocia independiente. No así su hermano mayor, “pero como ahora está viviendo en Corea…”, dice con tono divertido. Y es que en esta consulta cuenta el aquí y el ahora.
Solo pueden votar los residentes en Escocia
Sólo pueden votar los residentes en Escocia, incluyendo ciudadanos de otras nacionalidades europeas y de la Commonwealth. Ya en calle, Laura espera a que su compañero de piso vote, es española y podría participar pero “creo que es una decisión que no me corresponde. Llevo aquí menos de un año y no creo que me quede para siempre. Por eso prefiero no participar aunque creo que está siendo un proceso muy enriquecedor en todos los sentidos”. Tiene 23 años y vino a mejorar su inglés y a buscar trabajo. Y es que, Edimburgo acoge a una de las colonias más grandes de españoles en Reino Unido, hay más de 25.000 viviendo ahora mismo en la capital.
Por último hablamos con John, tiene 52 años y asegura haber estado entre los indecisos hasta el último momento: “he votado Sí. Es lo que realmente quiero y si no lo intentamos nunca sabremos qué pasaría. Además, la campaña del No se ha dedicado a amenazar y a acusar a los del Sí pero no a darnos razones sólidas por las que deberíamos quedarnos en Reino Unido”.
Los centros electorales cerrarán sus puertas a las diez de la noche y el resultado definitivo se conocerá el viernes por la mañana. Entonces sólo habrá hecho que empezar un proceso que ha calado hondo entre los ciudadanos escoceses que han salido a la calles, han empapelado sus ventanas y han discutido abiertamente sobre una decisión que marcará precedentes en la historia de Reino Unido.