Mikel López Iturriaga, el periodista que se oculta tras «El Comidista», ofrece en su segundo libro, «La cocina pop de El Comidista», su particular maridaje entre gastronomía y cine, que le sirve para reivindicar «una cocina simple para un nivel de cocinero muy básico».
«Si en el primer libro, »Las recetas de El comidista» ofrecía recetas acompañadas siempre por la recomendación de un disco, en este segundo incorporo nuevas recetas pero con la recomendación de una película que tiene una relación con el plato o que simplemente a mí me gustan», señala a Efe en una entrevista López Iturriaga.
El tipo de cocina propuesto en este nuevo libro es el mismo: «cocina muy simple, más o menos elaborada, pero siempre para un nivel de cocinero muy básico, porque yo no soy cocinero profesional ni aspiro a ser chef de alta cocina».
Un hummus de judías blancas, una ensalada de aguacate, quinoa y habas, unos macarrones con salchichas, champiñones y ajos tiernos, una «parmigiana» de berenjenas, calabacín y morcilla, un cebiche de bonito con soja, una crema de castañas y piñones, y un pastel de mandarina y almendra con salsa de chocolate son algunas de las 75 recetas propuestas.
Se trata, dice, de recetas que no estén muy manoseadas, y que, aunque puedan ser clásicas, «den una vuelta a la técnica tradicional o modifique alguno de los ingredientes».
López Iturriaga amplia el recetario con «una serie de menús para ver series de televisión», sus preferidas, con platos apropiados: «recetas muy inglesas y de vieja escuela para »Downton Abbey», o platos de estilo medieval, contundentes, que es lo que pienso que podrían comer los personajes de »Juego de tronos»».
Más complicado es aconsejar platos apropiados para «Dexter» y «The Walking Dead», pero «¿quién come con más placer y ansiedad que un zombi?».
En otro apartado, el autor del blog gastronómico «El Comidista» recoge «recetas invitadas» de famosos que no tienen que ver con el mundo de la gastronomía, como los fettuccini con berza y langostino de Elvira Lindo, el pudin de pasas y manzanas de Ana Blanco o el marmitako de su hermano Juanma López Iturriaga, que «en realidad es de mi madre».
Aunque «La cocina pop de El Comidista» (Plaza y Janés) recoge el particular universo del blog, en el que no falta el sentido del humor, y lo amplía con fotos y nuevas secciones como las Antiguías -«lo que no tienes que hacer en la cocina y en la mesa»-, también incorpora sus delirantes entrevistas ficticias de «comida viejuna», así como los mejores consejos incluidos en el consultorio culinario-surrealista «Aló, Comidista».
López Iturriaga se considera a sí mismo «un periodista que utiliza el humor en sus artículos culinarios, pero como vehículo para transmitir información».
Las fuentes de sus recetas, comenta, proceden en parte de la improvisación a partir de lo que tiene en la nevera o encuentra en el mercado; de las recetas familiares o de amistades; y también recibe mucha influencia de cosas que ve y lee en otros lugares.
«No me considero un supercreativo de la cocina que pueda partir de cero, pero siempre intento hacer versiones de las cosas que veo», asegura.
El Comidista no es de los que ven las recetas como fórmulas químicas y recuerda que en la cocina hay muchas variables que son imposibles de controlar: cada horno es un mundo y la materia prima no siempre reacciona de la misma manera, por lo que propone aplicar siempre un cierto sentido común.
De este modo, la cocina salada permite un ancho margen de improvisación que, en su opinión, la hace más divertida que la repostería, una parte de la cocina que «debe ser más exacta, más fórmula química y que te permite menos alegrías e innovaciones».
Se muestra escéptico en relación al «boom» que se está produciendo en España con la repostería creativa y la moda de las «cupcakes», «un tipo de postres que hemos importado pero que nada tiene que ver con nuestra tradición pastelera», concluye. Jose Oliva