El robo de cabello tiene atemorizadas a las mujeres de Medellín (Colombia). Es el caso de Sandra Ruiz -la última víctima de esta sorprendente modalidad criminal-, quien fue »atracada» por desconocidos mientras esperaba el autobús para dirigirse a su lugar de trabajo.
Ni el móvil, el bolso, ni otros objetos de valor que portaba trajeron la atención de los atracadores. Simplemente la sujeraton y le cortaron su larga melena sin mediar palabra, y después se dieron a la fuga.
Las autoridades policiales investigan este caso y otros similares acaecidos recientemente, con la hipótesis de que se trata de una banda organizada que vende el cabello para la realización de pelucas. En este momento, según los medios colombianos, las pelucas de pelo natural tienen precios que oscilan entre los 190.000 y 400.000 pesos.
Parece que lo que buscan los »cazapelucas» son cabellos que no hayan sido teñidos nunca. Por esta causa, muchas de las denuncias por robo se dan en los pueblos, donde las mujeres sólo emplean métodos naturales para cuidar su cabello. Otra vía clásica para lograr, legalmente, cabello sin tinturas es la compra del mismo en las cárceles de mujeres.
El robo de cabello no es un caso circunscrito a Colombia. En otros países de América Latina ya se han dado a conocer noticias similares en los últimos meses. Es el caso de Argentina, Brasil. Tampoco se libra su vecino del norte, ya que en Estados Unidos ha habido en 2011 una oleada de robos de extensiones de pelo natural, que se venden a 100 dólares cada una.