Zhang Xin es la séptima mujer más rica de el mundo, y puede presumir de haber logrado su riqueza por sus propios medios. Posee un patrimonio por valor de 3,6 billones de dólares, según Forbes. La exitosa empresaria asiática ha dado forma a gran parte del paisaje urbano moderno del país, con el logotipo de su empresa SOHO China.Tiene 800 millones de dólares más que Oprah Winfrey, la mujer multimillonaria más conocida del mundo.
Dos de sus proyectos más destacados en lo que se refiere a desarrollo, están en Beijing, uno de ellos acabado el año pasado, y el otro se encuentra en construción. Ambos fueron diseñados por la arquitecta ganadora del Premio Pritzker, Zaha Hadid
De la miseria al triunfo
Pero esta triunfadora no ha sido siempre tan rica. Zhang, de 47 años de edad, nació en Beijing justo antes de la Revolución Cultural de Mao Zedong, cuando ciudadanos con estudios, como sus padres, eran enviados a unos campos especiales para una «re-educación«. Tras este epidodio, volvió a Beijing con su madre. Allí llevaban un nivel de vida muy pobre, y sufrían numerosas dificultades.
«Nací y crecí en una ciudad muy tranquila en ese momento: no había coches, ni tiendas, ni luces en la calle, ni máquinas. La gente se movía unicamente en bicicleta» así habló ella de su infancia en una entrevista para Leading Woman, una de las secciones de CNN.
Con 14 años se mudó con su madre a Hong Kong. Donde comenzó a trabajar en una fábrica de manufacturación. Percibía un sueldo muy bajo. Pero aún así permaneció en la fábrica durante 5 años, manufacturando todo tipo de productos: juguetes, ropa ó aparatos electrónicos.
Durante todo ese tiempo, se dedicó ahorrar todo lo que podía. Su sueño era hacerse con un billete de avión con destino Londres, y allí pagarse un curso de inglés. «Como inmigrante recién llegada a Hong Kon, sin educación, sin formación, y sin ni siquiera hablar el idioma o dialecto local, el cantonés, resultaba muy duro y dificil vivir en Hong Kong», cuenta Zhang.
Al final del quinto año como trabajadora de la fábrica, obtuvo una beca para estudiar un Máster en economía en la Universidad de Cambridge, y más tarde consiguió su primer trabajo para Goldman Sachs en Nueva York.
El origen de Soho China
En lugar de quedarse en EEUU, viviendo una cómoda vida en Wall Street, Zhang regresó a Beijing, donde conoció a su marido, Pan Shiyi, y juntos fundaron SOHO China en 1995.
«Había mucha gente emocionada hablando de cómo cambiar China, y fue un momento muy vibrante a nivel intelectual. Sentí que este país estaba viviendo una verdadera transición, y yo quería formar parte de eso.»
Soho China se ha convertido en una de las más grandes promotoras inmobiliarias del país. Tinen en su propiedad 56 millones de metros cuadrados en Beijing y Shanghai.
Si bien la historia de Zhang ya es increíble, no es la única del país asiático. De la lista de las 24 principales mujeres billonarias que han obtenido su fortuna por sus propios medios , 6 de ellas son de China (incluyendo una de Hong Kong), más que de cualquier otro país que no sea EEUU.
«Creo que una generación de mujeres como la nuestra, que han pasado por momentos muy duros durante la Revolución Cultural, de repente han visto que de la nada han surgido muchísimas oportunidades, y simplemente han decidido aprovecharlas»
Zhang tiene más de 5 millones de seguidores de Weibo, la red social china a menudo comparada con Twitter, donde comparte sus puntos de vista sobre el negocio, y habla de temas de actualidad y de arquitectura.
Pero a pesar de su enorme éxito financiero, Zhang, practica la fe Baha»i. Una doctrina monoteísta que mantiene tres principios fundamentales: la unidad de la humanidad, la unidad de Dios, y la unidad de la religión. Los fieles de esta religión, siguen las enseñanzas de su profeta y fundador, Bahá»u»lláh, a quien veneran como la manifestación de Dios en la actualidad.
Zhang cumple fielmente los principios de esta doctrina. Evita hacer grandes desembolsos y abusos de su riqueza. Incluso le sugiere a su hijo de 14 años de edad que un trabajo en McDonalds o KFC. Aunque considera que es normal que no consiga trabajo, ya que aún es demasiado joven para ser aceptado.
«No es fácil ser mis hijos, por que pertenecemos a un alto nivel de vida. Intentamos con esfuerzo darles la vida de cualquier persona normal».
«Soy muy estricta con ellos con el tema del dinero . No me importa el dinero hasta que me preguntan: » Necesito 100 yuanes para mi tarjeta del almuerzo «, y así sucesivamente. Así que nunca tienen dinero extra».