«Normal». Esta es la palabra con la que sus allegados definen a Marta Ortega, la heredera del imperio Zara, hija de Amancio Ortega, la séptima fortuna del mundo según la revista Forbes.
Inaccesible para la prensa, no concede entrevistas, Marta, de 28 años es una persona tenaz, muy querida por sus amigos, educada, algo tímida y muy parecida a su madre, Flora Pérez, la segunda esposa de Amancio.
La joven heredera se formó en colegios internacionales, habla tres idiomas, y estudió empresariales en el European Business School en Londres. Aunque se desconocen aún sus planes definitivos en el grupo Inditex, la joven heredera continúa recibiendo una i
mportante formación en el grupo de empresas de su padre, formando parte de distintos departamentos y comenzando como reponedora en una de las tiendas Beershka en Londres. Marta ocupa ya diversos puestos en algunas de las sociedades de su padre, pero sin carácter ejecutivo.Ambiente hípico
La gran pasión de Marta Ortega es la hípica y, aunque no tiene previsto dedicarse a ello de forma profesional, es el ambiente que frecuenta y donde conoció a su futuro marido, el jinete asturiano Sergio Alvárez Moya, que ocupa el primer puesto del ránking de saltos en la Federación Hípica Española.
Su padre creó el centro hípico Casas Novas, donde se han celebrado numerosos concursos internacionales y donde han acudido en distintas ocasiones compañeras y amigas de Marta y socialités internacionales como Athina Onassis o Carlota Casiraghi. Antes de conocerse la relación de Marta con su futuro marido, a la heredera de Zara se la relacionó con el hijo de José Bono, también jinete, y mantuvo una relación de dos años con Gonzalo Testa, compañero de categoría de su futuro marido.
La boda que quieren los novios
Pocos datos han trascendido de la ceremonia que se celebrará el sábado en el pazo familiar de Drozo en A Coruña. Al parecer asistirán unos 200 invitados y pocas caras conocidas, aunque se espera la presencia de su amiga Athina Onassis y su marido. Algunos rumores afirman que también podría asistir Carlota Casiraghi e incluso la infanta Elena, habitual de los circuitos hípicos, pero de momento no ha habido confirmación alguna.
Amancio Ortega, poco amigo de los actos sociales, al igual que su propia hija, no ha querido convertir la boda de Marta en un encuentro social o político y apuesta por una celebración discreta, rodeada de amigos y familiares.