Ana Obregón es la protagonista de su particular sueño americano. A la polifacética bióloga no le está yendo nada mal por tierras estadounidenses. Entre sus quehaceres no han faltado incontables intervenciones en televisión y por supuesto uno de su proyectos más ambiciosos: escribir un libro. Está encantada dando los últimos retoques a su obra, y reconoce que con tanto trabajo no tiene tiempo para pensar en el amor. Sin embargo, Anita vuelve a casa por Navidad, junto a su hijo Álex, quien parece que ha terminado el intenso idilio que vivió junto a la actriz Andrea Guasch.
Anita afirma que está «prácticamente acabado» y asegura que «no para de trabajar». Muy feliz de haber vuelto para estar más cerca de los suyos, comparte que venir a España es algo que estaba deseando hacer ya que no volvía a casa de agosto.
Junto a ella ha venido su hijo Álex, que en cuanto pisó suelo español ya estaba llamando a sus amigos. Sin embargo parece que hay alguien a quien no tiene previsto ver estas vacaciones: a su ex novia Andrea Guasch.
Pese a haber pasado juntos un romántico verano y haberla metido de lleno en su familia, parece que lo suyo fue más bien un »rollito de verano» y la distancia ha terminado por enfriar definitivamente lo suyo.
La Obregón, que parecía ser la suegra perfecta y que hablaba maravillas de Andrea, ha cambiado su discurso y ahora no ha dudado en decir que lo de su hijo y la actriz «no era una relación».
«Era una chorrada de verano por Dios», comentaba Anita. Pese a haber visto a los dos jóvenes protagonizando tórridas escenas en Ibiza o incluso cenando junto a la madre de Álex, parece que lo suyo fue tan corto como intenso y la Obregón lo tiene claro: «Ni un mes».