Sonriente, aplaudida, emocionada… Así se presenta Teresa Romero ante los medios para leer un comunicado después de superar el ébola.
Aplauden al escuchar que Teresa ha sido muy buena paciente. La auxiliar de Enfermería aparece ante los medios tras casi un mes ingresada en el Hospital Carlos III de Madrid para curarse del ébola.
«Hola buenos días. Estoy aquí para daros las gracias. Aún me encuentro muy débil por lo que me vais a permitir que os lea lo que quiero decir. Quiero que sea rápido para poder recuperar mi tranquilidad e irme cerca de mi familia a la que tanto tengo que agradecer para restablecerme rodeada de los míos, estos que me han hecho luchar por seguir en este mundo.
Doy gracias a Dios y a Santiago Apostol por devolverme la vida, poder estar aquí para contaros mi experiencia pero tendréis que ser pacientes y dejarme recuperarme y respetar mi tranquilidad.
Si Dios hizo el milagro sin duda se sirvió para ello de mis compañeros. Unos médicos y enfermera y auxiliares, celadores, limpieza, seguridad… etc que han demostrado que tenemos la mejor sanidad del mundo. Profesionales que pese a la nefasta dirección política obran milagros y yo soy uno de ellos.
Cuando me veía morir me aferraba a mis recuerdos familia y a mi marido al que adoro. Estaba aislada y el único contacto con el exterior era el de Javier a través del teléfono de la habitación y el cariño de los profesionales quienes considero que aman la profesión y me mostraban como toda la sociedad luchaba contra el ébola.
Gracias a vosotros los medios se entendió y conoció la enfermedad que no ha importado al mundo occidental hasta que el contagio ha llegado aquí y lo fue a través mía.
No sé lo que falló. Ni siquiera sé si falló algo. Solo se que no guardo rencor ni reproches pero si mi contagio sirve para que se estudie mejor la enfermedad y ayude a encontrar la vacuna o mi sangre sirva para curar a otros aquí estoy.
Lo mismo que hizo la hermana Paciencia a quien desde aquí le digo que estoy deseando verla y darle un gran abrazo. Y que vosotros seáis testigos de ello. Nunca le estaré lo suficientemente agradecida.
Si se puede curar alguien con mi sangre, aquí estoy hasta quedarme seca.
Me ofrecí voluntaria a ayudar aun a riesgo de poner en riesgo mi vida y no ha sido en vano. Quiero dar las gracias a tantas personas que mandan mensajes de aliento por carta, teléfono, redes sociales… Mi agradecimiento al personal sanitario y por supuesto al hospital Carlos III. En especial al equipo médico que han estado en todo momento conmigo y sin su apoyo y esfuerzo y sus inmensas dosis de cariño no hubiera sido posible salvar mi vida.
Quiero también dar las gracias a mis vecinos por todo lo que han tenido que soportar a parte del pánico y desinformación y golpes y los medios de comunicación.
Ellos saben que no somos gente a la que le guste el jaleo y esperamos que la tranquilidad vuelva al vecindario.
No quiero olvidarme de dar las gracias a todos los no mencionados y ellos saben quienes son.
Remitiros a mis abogados para que sean los que os informen de los pasos que vamos a seguir.
Llega el tiempo de descansar. A todos gracias de todo corazón».
A continuación ha sido su marido el que ha asegurado que Teresa no puede hablar de Excalibur «porque se emociona y es el hijo que nunca tuvimos. Quiero dar las gracias a todos los amantes de los animales y que nos han ayudado. A nadie le importó lo relevante que era el animal para una familia que no tenía hijos. No hemos podido alegar».
Abandonó el área de aislamiento el sábado
Teresa Romera abandona por fin este sábado la habitación donde ha estado aislada desde el pasado 6 de octubre en el Hospital Carlos III y ha sido trasladada a la quinta planta.
La auxiliar de enfermería, que se contagió de ébola tras cuidar del infectado Manuel García Viejo, ya está libre del virus tanto en su sangre como en sus fluidos.
El equipo médico que la trata ha recibido los resultados de los análisis de fluidos que confirman que ya no hay presencia de virus en su cuerpo tras 26 días aislada del mundo. Los facultativos han decidido por tanto levantar las medidas de aislamiento.
La mujer ha sido llevada a una habitación normal del centro, la misma en la que permanecieron en cuarentena 15 personas que tuvieron contacto con ella y que se consideraban de riesgo.
Los médicos, enfermeros y personal sanitario que en los últimos días cuidaba de Teresa ya no utilizaba los trajes de protección para evitar el contagio ya que el riesgo se había reducido a cero, según fuentes del hospital.
Romero es la única paciente relacionada con el ébola que queda en el centro sanitario, después de que su marido Javier Limón recibiese el alta el pasado día 27 de octubre.
La auxiliar de enfermería fue el primer caso de contagio de ébola en España y Europa, al haber atendido en el Hospital Carlos III-La Paz donde trabaja al misionero Manuel García Viejo, que fallecería a causa de la enfermedad el 26 de septiembre.