El resultado electoral del 10 de noviembre ha provocado una sorprendente y rápida mutación en el líder del PSOE, Pedro Sánchez, que cede y acaba aceptando en menos de 48 horas un Gobierno de coalición con Unidas Podemos y con el líder morado, Pablo Iglesias, de vicepresidente, según recoge Europa Press.
El 18 de julio pasado, antes de su investidura fallida, Sánchez señalaba que la presencia de Iglesias en el Ejecutivo era el «principal escollo» para alcanzar un acuerdo sobre la coalición con Podemos y lo justificaba en las «divergencias» con Iglesias en cuestiones como la crisis catalana.