Diablos, cencerrones, filandorras o un zangarrón son algunos de los personajes con vestimentas estrafalarias que han dado la bienvenida al año nuevo en distintos pueblos de la provincia de Zamora en los que se mantienen la tradición de las mascaradas ligadas al solsticio de invierno.
Estas celebraciones, de interés antropológico y turístico, conservan algunos elementos y ritos relacionados con la naturaleza y la cosmología prerromana y se conservan principalmente en el oeste de la provincia de Zamora y en la región portuguesa limítrofe de Tras os Montes.
En el Ayuntamiento de Riofrío de Aliste, en tres localidades situadas en un radio de seis kilómetros, se conserva la mayor concentración de estas mascaradas, con una treintena de personajes estrafalarios que han salido a las calles el primer día del año para pedir el aguinaldo, asustar a vecinos y visitantes y representar escenificaciones teatrales en plena calle.
En el pueblo de Riofrío de Aliste, los once protagonistas de la mascarada de Los Carochos, declarada fiesta de interés turístico regional, se han dispuesto en tres grupos, uno integrado por los carochos o diablos, otro por los guapos y el tercero formado por los filandorros o gitanos.
Este ritual se remonta a siglos atrás y aunque no hay constatación escrita sobre su origen exacto algunos estudiosos vinculan esta mascarada a la época romana aunque, tras un tiempo en el que se dejó de celebrar, fue hace 45 años cuando se recuperó y comenzó a tener la dimensión turística actual.
El original vestuario compuesto de vivos colores, la estrafalaria vestimenta y la labia desmedida del gitano, el voluminoso traje de papeles de La Filandorra o la tenebrosa máscara negra y las tenazas rojas de los diablos envueltos en humo y con cencerros que anuncian su presencia son algunos más llamativos de esta mascarada.
A cuatro kilómetros de allí, en Sarracín de Aliste es la mascarada de Los Diablos la que ha reunido a una docena de personajes en las escenificaciones de calle mientras que por la tarde en Abejera son los Cencerrones los que salen a las calles.
En estas tres localidades del Ayuntamiento de Riofrío de Aliste, las mascaradas comparten personajes como los de los diablos, la filandorra, el ciego, el galán o el molacillo.
Elementos diferentes son los que caracterizan a la mascarada del Zangarrón que también esta mañana ha salido a las calles de Montamarta.
En esta localidad de la comarca de Tierra del Pan el protagonista ha llevado su característica careta negra con orejas de liebre y peluca de cintas de colores, con la que ha pedido el aguinaldo por las casas y ha amenazado a quien se ha encontrado a su paso con un tridente.
Tras el recorrido por las calles, al mediodía la celebración se ha trasladado a la ermita de Nuestra Señora del Castillo, donde El Zangarrón ha permanecido a las puertas de la iglesia durante la misa hasta la hora de la bendición, en la que ha entrado para clavar los panes con su tridente y a la salida de misa repartir esos panes bendecidos.
Por Alberto Ferreras