La profesora del departamento de Derecho Público del Estado de la Universidad Carlos III de Madrid, María Calvo Charro, responde a estas preguntas sobre la educación diferenciada:
¿Cuáles son las ventajas de la educación diferenciada?
Las ventajas son académicas y sociales. Por regla general, las estadísticas demuestran que los colegios que han introducido clases diferenciadas por sexo (EEUU; Alemania; Reino Unido…) experimentan una subida generalizada del nivel académico y de la eficacia docente; especialmente entre alumnos que históricamente han estado en desventaja por motivos de raza, color o religión.
Entre los estudios que confirman este mayor nivel académico podemos destacar uno muy reciente. Se trata de los resultados de 2013 de los exámenes generales de Secundaria, conocidos como Certificado General de Educación Secundaria (GCSE por sus siglas en inglés)del Reino Unido.
Allí siete de las diez escuelas públicas inglesas con mejores resultados académicos este año son centros de educación diferenciada. Cuatro eran colegios de chicos y tres solo de chicas. Este predominio en la red pública (que incluye en Gran Bretaña a centros laicos y religiosos) es aún mayor en la educación privada, donde nueve de los diez centros con mejores resultados académicos eran colegios solo para chicos (dos) o solo para chicas (siete).El documento completo puede verse en www.gseis.ucla.edu/sudikoff.
En un ambiente libre de la distracción que supone la presencia del sexo opuesto se favorece la faceta académica; la tranquilidad en el aula aumenta; la eficacia docente es mayor al tratar con grupos más homogéneos; el desarrollo individual y personal mejora, especialmente en la adolescencia, tienen más tiempo de ser ellos mismos, de llegar a conocerse en profundidad, de configurar su propia personalidad. Lo que les dará autonomía, libertad y equilibrio a la hora de relacionarse con el sexo opuesto. Todo esto favorece un mejor rendimiento académico y más equilibrado y tranquilo desarrollo personal.
La presencia del otro sexo en el colegio es un importante factor de dispersión porque les obliga a estar pendientes de parecer bien a sus colegas en lugar de centrarse en su propia personalidad sin complejos ni miedos. En aulas diferenciadas, durante los complejos y convulsivos años de la adolescencia, chicos y chicas pueden comprender más fácilmente el papel de su propio sexo. La personalización debe preceder a la socialización. La separación refuerza su autoestima y les permite desarrollar mejor y más libremente sus capacidades. Se distraen menos; se sienten más relajados y seguros. Pierden el miedo al ridículo atreviéndose a intervenir en clase o hacer preguntas. Se liberan de estereotipos, se muestran tal como son y tienen interés por todas las materias, pues en las clases de un único sexo no hay asignaturas “de chicos” y asignaturas “de chicas”, todas son iguales.
También la igualdad de oportunidades sale beneficiada. Buscando una igualdad absoluta en cuanto a las metas, los objetivos, los medios, currículums y calidad de la enseñanza, la educación diferenciada aplica métodos docentes adecuados a las peculiaridades de cada sexo. Conociendo las diferencias, podemos acabar con más eficacia con los estereotipos sexuales. Por ejemplo: más chicos en letras y más chicas en técnicas; más chicos en actividades solidarias y más chicas en deportes competitivos como el fútbol. Esto nos ayudará a romper estereotipos y lograr una auténtica igualdad de oportunidades.
También el desarrollo personal y afectivo resulta correctamente atendido en estos colegios, donde niños y niñas gozan de un elevado concepto y respeto hacia el sexo opuesto, adquirido, en gran medida, gracias a un ambiente escolar que favorece y permite un conocimiento de uno mismo sosegado y un desarrollo personal completo, para, más luego, con la personalidad definida y seguros de sí mismos, relacionarse equilibradamente y con naturalidad con el otro sexo; sin problemas, sin prisas, sin prejuicios.
¿Cuáles son las desventajas?
La única desventaja que encuentro como madre que lleva a sus hijos a colegios diferenciados es de «intendencia». Me refiero a la complicación de llevar a los niños a un colegio, a las niñas a otro, y si hay bebés ir también a la guardería. Con lo que ello implica de reuniones aquí y allá…Pero las ventajas compensan sin duda esa dificultad. Además, los colegios de educación diferenciada que se han abierto recientemente (por cierto en la Comunidad de Madrid se han triplicado en los últimos cinco años) tienen esto en cuenta y soslayan este problema construyendo un solo colegio pero con un edificio para las niñas y otro para los niños.
¿Por qué es mejor la educación diferenciada que la mixta?
Cuál es la opción mejor, la educación diferenciada o la mixta dependerá del criterio personal de los padres. Son ellos los que saben mejor que nadie lo que les conviene a sus hijos. Lo importante es que en un país democrático exista una pluralidad de opciones educativas que permita a los padres optar con libertad. Esto en España, de momento, no sucede, ya que no hay centros públicos de educación diferenciada, lo que dificulta un real ejercicio de la libertad de elección de enseñanza por parte de las familias. No obstante, muchos padres no optan por una educación diferenciada por «desinformación». Existe actualmente gran confusión acerca del concepto de educación diferenciada, a la que erróneamente, aquellos que desconocen en qué consiste exactamente, denominan con cierto escepticismo o incluso desprecio, discriminatoria.
Sus detractores ven en este modelo educativo la resurrección de los fantasmas del pasado relacionados con la segregación por sexos y temen que ponga en peligro las batallas ganadas por los movimientos feministas.
Pero se equivocan radicalmente. La educación diferenciada no supone una vuelta al pasado en el que se impartía una educación diferente a cada sexo mediante la separación física y curricular del proceso educativo de ambos grupos: educando a los muchachos para dominar el mundo y a las niñas para someterse a la voluntad masculina, quedando injustamente relegadas al ámbito privado del hogar. Antes al contrario, el modelo de escuela diferenciada actual parte de la idea de que no hay asignados unos roles en la sociedad, sino que cada hombre y mujer debe tener las mismas oportunidades para poder optar con entera libertad por el papel que quieran desempeñar profesional y personalmente.
Discriminar o segregar es separar a los sexos para dar un trato de inferioridad a uno de ellos. Sin embargo, el objetivo prioritario de la escuela diferenciada es la igualdad de oportunidades. Un modelo pedagógico que considera que las diferencias entre los sexos son siempre enriquecedoras y que lo que hay que eliminar son las discriminaciones. Una escuela que tiene como objetivo la eliminación de estereotipos entre los sexos, superando las desigualdades sociales y las jerarquías culturales entre hombres y mujeres. Las argumentaciones de los detractores de la educación diferenciada, basadas en la segregación o discriminación entre los sexos, que resultaban defendibles en los años 60, no se sostienen actualmente en unas escuelas diferenciadas que ofrecen los mimos medios, programas y currículums, y pierden toda su base a la luz de los óptimos resultados académicos y personales que este modelo pedagógico está proporcionando tanto a niños, como a niñas. Aquellos que, en nombre de la igualdad, persiguen la segregación en las aulas, yerran al poner su punto de mira en las escuelas diferenciadas. Su caza de brujas debería más bien centrarse en las escuelas que consideran a los niños y niñas como seres neutros sexualmente o idénticos. Actualmente, muchos niños y niñas se sienten incomprendidos en unas escuelas que al considerarlos fungibles son incapaces de dar un tratamiento adecuado a sus peculiaridades conductuales, cognitivas y evolutivas. La falta de atención o el desprecio hacia determinadas actitudes masculinas y femeninas provoca frustración y desencanto en muchos alumnos y alumnas y genera discriminación, pues se discrimina a ambos sexos cuando el sistema educativo es incapaz de apreciar las diferencias sexuales en el aprendizaje, convirtiéndolas así en límites y obstáculos a su plena realización personal.
La educación diferenciada es un método docente capaz de superar el mito de la neutralidad sexual, tan extendido actualmente en las aulas y fuera de ellas, y que, al margen de ideologías, creencias o políticas determinadas, otorga un tratamiento adecuado a niños y niñas al atender con detalle a sus especificidades propias, lo que permite alcanzar mejor los objetivos educativos y culturales.
Por medio de este modelo docente, la defensa de la idéntica dignidad y de los valores comunes se armoniza con el reconocimiento de la diferencia y la reciprocidad. Las diferencias no expresan minusvalía.
Antes bien, debemos conseguir la equivalencia de lo diferente. La capacidad de reconocer las diferencias es la regla general que indica el grado de inteligencia y cultura del ser humano.
Sin embargo, no debemos olvidar que las diferencias sexuales en el aprendizaje también pueden recibir adecuada atención en clases mixtas.
En este caso, se requerirá algo más de habilidad por parte de los docentes (para atender a las necesidades peculiares de cada sexo), pero los resultados y la excelente respuesta por parte de los alumnos compensarán sin duda con creces el esfuerzo que haya de realizarse.
Ningún modelo es perfecto para todos los alumnos. La educación diferenciada por sexo, como la mixta, debería ser una opción accesible para todos los niños, no solo para aquellos cuyos padres pueden permitirse el lujo de pagar un centro privado.
¿Hasta qué edades deben estudiar los niños en centros diferenciados?
Teniendo en cuenta los diferentes ritmos de maduración cognitiva de niños y niñas, la etapa de primaria y secundaria es fundamental. La naturaleza o la biología no ha dotado a ambos sexos de las mismas habilidades, pero estas diferencias biológicas que podrían poner en peligro la igualdad son sin embargo fácilmente salvables por medio del uso de técnicas pedagógicas adecuadas. Gracias a las recientes investigaciones neurológicas sabemos que el cerebro es capaz de un entrenamiento constante y que podemos ser responsables, por medio de la educación, del ejercicio de la voluntad y de los hábitos, del control de las emociones, pasiones, apetencias, impulsos, pensamientos y demás acciones. Generalizando, la biología no ha dotado a los varones de las habilidades lingüísticas y destrezas verbales innatas de las que gozan las niñas, como tampoco ha concedido a éstas las facilidades con que cuentan los varones para el razonamiento matemático o geométrico. Sin embargo, la educación nos permitirá suplir las posibles carencias para lograr una verdadera igualdad entre los sexos en el ámbito educativo desde las etapas más tempranas de la escolarización. Para ello será preciso un esfuerzo adicional para despertar del letargo a aquellas zonas del cerebro masculino o femenino cuyo desarrollo madurativo esté más atrasado hasta que alcancen el mismo nivel que el sexo opuesto.
Esto es perfectamente posible, sólo hace falta comprender las peculiaridades masculinas y femeninas del cerebro y darles el tratamiento adecuado.
La eminente neuróloga Sandra Witelson mantiene que el cerebro humano actúa utilizando los mecanismos de aprendizaje que le resultan más sencillos. Es decir, el cerebro trata de utilizar sus partes más desarrolladas, o sus habilidades más patentes, desechando el uso de las menos ágiles o inmaduras. A grandes rasgos esto significa jugar apoyado en las fortalezas mentales que se tienen. En este sentido podemos decir que el cerebro es “perezoso” o “vago” pues evita la utilización de las áreas que le suponen un mayor esfuerzo.
En relación con los chicos, si potenciamos las actividades lingüísticas en nuestros muchachos estaremos ayudándoles a que el hemisferio izquierdo salga de su letargo típicamente masculino. Si somos conscientes de que los chicos van por detrás en destrezas verbales, esto nos ayudará a hacer frente a este problema, dándoles en esta materia una especial atención.
Y en relación con las niñas, si potenciamos, con métodos docentes adecuados, las matemáticas y las ciencias, estaremos ayudándolas a desarrollar su hemisferio derecho (responsable del razonamiento abstracto y habilidades espaciales) menos activo desde su nacimiento.
Cuando las matemáticas se vuelven más que un mero asunto de habilidad para hacer cómputos, y eso tiene que ver con el reconocimiento de patrones abstractos y teorías, las niñas tendrán que pedir auxilio a las fortalezas innatas de los niños sentados junto a ellas. De manera que el sistema educativo, que en su modo inicial discrimina a los niños, se vuelve en una etapa posterior contra las niñas.
La reforma en los métodos educativos puede compensar en cierta medida las diferencias comparativas entre los sexos. Las niñas precisarán en secundaria de un apoyo especial en matemáticas, física y ciencias en general. Así como un método docente adaptado a las peculiaridades de aprendizaje propias de su sexo. Por ejemplo, se ha demostrado que las niñas perciben mejor el lenguaje verbal que el de los símbolos, de manera que la transformación de símbolos matemáticos en palabras las ayuda a la mejor asimilación y comprensión de la materia. Como señala Michael Gurian, “Si la clase de matemáticas se imparte utilizando objetos –es decir, sin la pizarra, fuera del mundo abstracto de los significados y significantes, y dentro del mundo concreto de, supongamos, cadenas físicas de números- el cerebro femenino lo encuentra más fácil”. Esto es lo que están haciendo en países como Alemania o Estados Unidos con excelentes resultados.
En el marco pedagógico, deberíamos ser capaces de ofrecer aquellos modelos de enseñanza que tengan en cuenta los estilos de aprendizaje diferentes de niños y niñas. Es preciso conocer y estudiar las diferencias que el sexo provoca en cada uno de los marcos de desarrollo –neurológico, psicológico, pedagógico y antropológico- para poder ofrecer un modelo escolar capaz de procurar, de forma dinámica y simultánea, la excelencia y la igualdad, tanto a niños como a niñas.
Pero la educación diferenciada es también importante en la etapa de bachillerato, esta vez, sobre todo desde el punto de vista de la configuración de la personalidad. Porque los cambios sociales de las dos últimas décadas han sido radicales y profundos…Debemos ubicarnos en el momento histórico en el que estamos viviendo: erotización exagerada; banalización de la sexualidad; separación radical de la sexualidad de la afectividad y fin reproductivo; ausencia de compromiso…medios tecnológicos (internet) les permiten acceso a imágenes de elevada carga sexual, series de TV les infunden la idea de un amor sexualizado al margen del compromiso, del respeto… La expresión afectiva debe ser inmediata, como una llamada telefónica o una conexión por Internet, sin respetar los términos y el sentido de la construcción de una relación. También las imágenes de los medios de comunicación y de las películas se caracterizan actualmente por una expresión sexual fácil, de fusión y del momento. Banalización de una sexualidad impulsiva y anti-relacional. La proliferación de imágenes sexuales demuestra que vivimos en una sociedad erótica, que permanentemente excita a los individuos desde el punto de vista sexual, condicionando fuertemente la elaboración de la sexualidad juvenil. Sin embargo, la mayor parte de los jóvenes aún es sensible a un discurso que revele el sentido del amor humano, de pareja y de la familia, hecho que manifiesta la necesidad de aprender a amar y de ser creadores de relaciones y de vida.
Esto es más fácil en un ambiente tranquilo sin la presión de la presencia constante del sexo opuesto. Debemos intentar una vuelta al amor «romántico». La separación por sexos favorece la lentitud (no hay prisa por quemar etapas), el conocimiento de uno mismo, el saber hasta dónde es capaz de llegar y esperar por la persona amada… Los jóvenes de escuelas mixtas se saturan hasta hartarse del sexo opuesto. Luego en la postadolescencia quieren estar con personas de su mismo sexo. No quieren comprometerse. Pierden la ilusión por la relación con el otro sexo porque ya lo han probado todo. La experiencia demuestra una vez más que durante la adolescencia la educación mixta es un freno y que impide el desarrollo de la inteligencia, de la afectividad y de la sexualidad. La educación mixta en el marco de la ideología de género desemboca en la confusión de los sexos; la indecisión en la relación entre el hombre y la mujer durante la post-adolescencia, e incluso una forma de homosexualidad reactiva para diferenciarse, paradójicamente, del otro sexo y confirmarse en la propia identidad sexual.
De ese modo, desarrollan una precocidad que no es fuente de madurez, saltándose las tareas psicológicas propias de la infancia, lo que les puede perjudicar en su futura autonomía, como lo demuestra la multiplicación de los estados depresivos de muchos jóvenes.
Después, en el momento de la post-adolescencia, cuando podrían comprometerse en una relación afectivo-sexual, sucede todo lo contrario. De hecho a menudo experimentan la necesidad de encontrarse entre «solteros» y con compañeros sociales del mismo sexo para compartir juntos diversas actividades y momentos de diversión. Después de haber hecho la experiencia de uniones sentimentales sin llegar a un compromiso y finalizados a manera de Edipo, en la post-adolescencia quieren vivir su vida afectiva a nivel social y mantener las distancias en relación al sexo opuesto, cosa que no han podido hacer durante la adolescencia.
¿Por qué sacan mejores notas los niños de educación diferenciada?
La educación diferenciada es un método docente capaz de superar el mito de la neutralidad sexual, tan extendido actualmente en las aulas y fuera de ellas, y que, al margen de ideologías, creencias o políticas determinadas, otorga un tratamiento adecuado a niños y niñas al atender con detalle a sus especificidades propias, lo que permite alcanzar mejor los objetivos educativos y culturales y abre mayores posibilidades a los alumnos, al dar la oportunidad a los docentes de trabajar con grupos más homogéneos. Diversos estudios científicos sobre las diferencias cerebrales de niños y niñas, demuestran que existen metodologías docentes válidas para los muchachos que, sin embargo, pueden frustar o perjudicar a las niñas. Y viceversa. Lo que estimula a Las niñas muchas veces no es eficaz con los niños. La evidencia acumulada durante décadas en laboratorios independientes muestra cómo la igualdad radical y la idea de que las diferencias son de origen cultural es demasiado simplista y está anticuada. Es preciso dar cauce a las diferencias, justamente para erradicar en lo posible la exclusión o las marginaciones y lograr así una auténtica igualdad de oportunidades.
La educación diferenciada actual, es una mezcla equilibrada y perfecta de tradición y progreso, de sentido común y ciencia, de naturaleza y cultura. Los colegios diferenciados en España, algunos con más de cuarenta años de experiencia, no se han quedado anclados en el pasado, antes al contrario, han sido capaces de incorporar los nuevos progresos de la ciencia y las actuales sensibilidades culturales. Ahí está el secreto de su éxito.
Cuando el alumno es tratado como un ser «neutro» sexualmente surgen los conflictos, la frustración y el desencanto que supone el no ser comprendido.
Cuando el niño y la niña se sienten comprendidos en su masculinidad y su feminidad, se encuentran más tranquilos y relajados. Esto facilita sin duda la labor docente.
En la vida real los niños que han estudiado en colegios de educación diferenciada ¿se adaptan igual a la vida laboral?
Estamos hablando de educación diferenciada, NO de «vida diferenciada».
Los niños y niñas de colegios diferenciados se adaptan perfectamente a la vida mixta laboral, sin estridencias, sin rarezas, sin traumas ocultos. Son personas equilibradas. Incluso, como demuestran los datos, son más líderes y autónomos.
Algunos datos de esta realidad son los siguientes: las mujeres norteamericanas que han llegado a lo más alto, a romper lo que allí llaman “el techo de mármol”, han estudiado en colegios solo para mujeres. Nancy Pelosi (la primera mujer portavoz de la Casa Blanca), Sally Ride (primera mujer que viajó al espacio), Madeleine Albright (primera mujer Secretaria de Estado), Condoleezza Rice (primera mujer responsable de la Seguridad Nacional y luego también Secretaria de Estado), Drew Gilpin Faust (única mujer Presidente de Harvard), Christine Todd Whitman (primera mujer gobernadora de un Estado),Hillary Clinton (actual Secretaria de Estado), todas ellas tienen en común haber estudiado en un colegio single-sex. Y podría pensarse que han llegado tan arriba por estudiar en un colegio privado, pero sólo el 7% de los colegios privados norteamericanos son diferenciados por sexos, lo cual indica que los colegios sólo para mujeres potencian el liderazgo femenino. Esas mujeres no han salido del 93% de los colegios privados mixtos, sino del 7% de los que son sólo para chicas.
De 110 congresistas mujeres que hay actualmente en EEUU, el 70% de ellas fueron a colegios solo de niñas en un momento histórico en el que eran escasísimos…