No es agradable pensar en la muerte, pero si se hace a tiempo puede ahorrarle a tus hijos hasta 160.000 euros. Es la diferencia entre heredar en Andalucía o en Canarias. Un soltero de 30 años que heredase de su padre 800.000 euros, de los cuales 200.000 corresponden a una vivienda, tendría que pagar en impuestos 164.000 euros en Andalucía y mil veces menos en Canarias, concretamente, 134 euros.
Es la consecuencia de un sistema de competencias traspasadas que permite a las diferentes Comunidades Autónomas decidir varios impuestos, entre ellos el de sucesiones. Las comunidades más caras para heredar son Andalucía, Extremadura (158.000 euros para el mismo supuesto), Aragón (155.000 euros), Asturias (134.000 euros) y Castilla y León (125.000 euros).
Tras estas cuatro comunidades se da un salto a cantidades considerablemente menores pero aún altas. Es el caso de Murcia (65.000 euros), Valencia (63.000 euros), Castilla La Mancha (31.000) y Galicia (15.000 euros).
Por debajo de los 10.000 euros en impuestos encontramos Cataluña (9.700 euros), Baleares (5.900), La Rioja (3.100), Madrid (1.500) y Cantabria (1.400). La comunidad que se desmarca de todas las demás es Canarias, que reduce su factura de impuestos hasta los 134 euros por una herencia de 800.000 euros.
Un sistema «ininteligible»
El presidente del Colegio de Economistas, Valentín Pitch, que ha realizado el estudio sobre estos datos asegura que el modelo es «anárquico, desigual e indescifrable«. Los expertos piden que se acometa una reforma global del sistema de financiación autonómica para igualar o, al menos, acercar estos datos.
Las diferencias entre comunidades no afectan solo al impuesto de sucesiones, sino también al de sociedades y al IRPF. En el impuesto sobre la renta, por ejemplo, Cataluña es la comunidad en la que más se paga para ingresos de 30.000 euros anuales. Concretamente 273 euros menos que los madrileños, que son los que menos pagan.
El presidente del Consejo General de Economistas, Jesús Sanmartín, ha lamentado que las comunidades autónomas jueguen a «subir o bajar» impuestos. En realidad, la incidencia que esto tiene en el presupuesto regional «es mucho menor que la que puede tener de cara a los votantes», ha asegurado. En su opinión es una cuestión política y no económica.