Los principales líderes de la Unión Europea han reaccionado rápidamente al resultado del referéndum en Reino Unido, lanzando un mensaje de tranquilidad generalizado a los mercados. Sin embargo, éstos parecen ser inmunes a estos mensajes y las grandes plazas europeas siguen a la baja: el Ibex 35 ha llegado a alcanzar caídas del 12% a media mañana, aunque luego ha moderado las caídas, Fráncfort por su parte abría con caídas de un 9% y Paris de un 7%.
“La City está en shock” ha resumido Roberto Ruiz Sholtes, jefe de estrategia de UBS Wealth Managament en España, en una entrevista para Capital Radio. “La decisión del reino unido nos introduce en un escenario de alta incertidumbre política”, explica, y esto producirá un aumento “sustancial y permanente” de las primas de riesgo y un desequilibrio en las Bolsas de la Europa continental.
Los inversores han reaccionado a esta incertidumbre huyendo a valores refugio como el bono alemán a diez años que ha alcanzado un nuevo récord histórico de rentabilidad negativa. “Probablemente los bonos alemanes se van a instalar entre -10 y -20 puntos básicos”, augura Sholtes. Aunque sin duda el indicador más sensible al Brexit son las divisas, la libra esterlina se ha desplomado alrededor de un 12% hasta niveles de 1985 y, según prevén los analistas, la inestabilidad durará “al menos hasta que acabe el proceso”, que será mínimo dos años desde que se ponga en marcha el artículo 50 del Tratado de Lisboa.
La banca española sufre el impacto
La banca ha sido uno de los sectores con mayor exposición al Bréxit. El Banco Sabadell, propietario del británico TSB, ha llegado a perder un 20,42%, seguido por Santander que retrocedía un 18,93%.
Otros valores españoles como Telefónica, que pierde un 11,64%, lastrada por su filial británica O2, que podría perder valor ante el deterioro de la economía en Reino Unido.
En el sector energético, Reino Unido es un país «clave» para Iberdrola, que en abril de 2007 adquirió la compañía ScottishPower, y está perdiendo alrededor del 12%.
¿Qué harán los bancos centrales?
Los analistas esperan que el Banco Central Europeo (BCE) reaccione extendiendo, una vez más, el programa de compra de bonos europeo, aunque descartan que un nuevo recorte en los tipos de interés.
“El objetivo fundamental de los bancos centrales en un día como hoy es asegurarse de que sigue habiendo liquidez”, opina Sholtes.
El Banco de Inglaterra, por su parte, podría comprar libras para detener la devaluación de su moneda, sin embargo, Sholtes asegura que “el hundimiento de la libra es inflacionista”, así que no es probable que decida bajar los tipos. Desde el propio banco han asegurado en una comparecencia del gobernador, Mark Carney, que están preparados para inyectar 250.000 millones de libras (312.187 millones de euros) para mantener el funcionamiento de los mercados.
La reacción de Standard&Poor’s no se ha hecho esperar y ha afirmado que el rating »triple A», la calificación crediticia máxima, de Reino Unido es «insostenible».
¿Cuánto durará la incertidumbre?
Según el propio David Cameron, el Reino Unido tardará tres meses en poner en marcha la maquinaria burocrática para hacer efectiva la salida de la Unión Europea y, después de esto, las negociaciones de los términos de salida podrían durar otros dos años más.
Es por esto que los líderes Europeos han querido dar un mensaje que apacigüe a los mercados en el corto plazo. “No habrá cambios inmediatos en cómo se mueven nuestros bienes, servicios y personas” con el resto de países de la Unión, ha asegurado Cameron. Sin embargo, la inestabilidad económica que ha comenzado tras el anuncio del Brexit no tiene vistas de resolverse, al menos, hasta que el proceso de renegociación con la UE se haya cerrado completamente.
Sin embargo, algunos analistas como Shaun Riordan, consultor principal de Aurora Partners, van más allá y consideran que la inestabilidad ha venido para quedarse y que la situación económica en Europa no tiene vistas de arreglarse en menos de tres añis. Riordan recuerda el caso de Groenlandia, que tras salirse de la antigua Comunidad Económica Europea tardó hasta seis años en recuperar los niveles económicos anteriores a abandonar la unión.