En las últimas 24 horas el presidente de Francia, Nicolás Sarkozy, volvió a poner a Europa en el disparadero. Sus últimas declaraciones no hacían más que incendiar el panorama económico con frases como: “Esta crisis planetaria es la más grave de los últimos tres cuartos de siglo”. Incluso llegó a explicar otros puntos que se resumen en la idea de refundar Europa bajo las bases de una mayor disciplina presupuestaria y fiscal además de incorporar sanciones a los países que incumplan los objetivos presupuestarios. «¡Europa debe ser refundada ya!». «¡Es urgente!», llegó a enfatizar Sarkozy, que atribuyó la «gran causa» de la tormenta financiera arrastrada desde 2008 a una «globalización sin más reglas que la libertad de comercio».
Hay que volver a Maastricht.
“Lo que hay que hacer es volver a la situación original”. Destaca Antonio Argandoña, profesor de Economía del IESE. Este profesor explica que lo primero que hay que hacer es volver a estudiar la pata fiscal para poner el orden y la disciplina que no supieron o quisieron poner. De esta manera recuerda que en el año 2004 Alemania y Francia no cumplían algunos de los objetivos fiscales y el tema se dejó pasar, no hubo ningún tipo de sanción, aunque se contemplaban en los criterios de Maastricht. “¡Viva Maastricht! Pero también hay que mejorar los criterios fiscales e incluso ir más allá porque ha habido países cumplidores como Irlanda que también se han visto afectados por la crisis. “Tenemos que salir de la recesión y esta refundación tiene que tener en cuenta lo que está pasando en la actualidad y definir y buscar soluciones para que no pase como ahora”, apunta Argandoña.
La Europa de las dos velocidades es un hecho.
“La Europa de las dos velocidades está consagrada, es un hecho. Lo que se debería hacer es reforzar las cooperaciones”. Esta es la opinión de Rafael Calduch, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Complutense de Madrid. Para Calduch Europa ha llegado a un punto en el que se ha convertido en necesario revisar las contradicciones del progreso de integración. Calduch prefiere no utilizar la palabra refundación ya que explica que hay países de la Unión Europea que no tienen Euro por lo que no les afectaría aunque matiza de las modificaciones tiene que ser importantes. “Hay que cambiar el sistema de decisión y la política de decisión” dice.
El papel del BCE tiene que ser clave.
El papel del BCE podría ser clave en esta ‘refundación’. Este experto recupera una idea de los últimos meses. Calduch cree que el Banco Central Europeo debería ser un instrumento que tuviera más poder y que regulará más cosas aparte de la masa monetaria. “Debería tener más competencias para poder actuar en las políticas anti cíclicas que es muchos más que el debate de los eurobono. Un ejemplo es el caso de la recesión, para hacerla frente hay que inyectar más dinero y el BCE no sabe de eso, solo se ha dedicado a reducir la excesiva masa de dinero mediante los tipos de interés lo que ha provocado una restricción de la demanda, algo malo en tiempos de recesión”.
Esto no sería inmediato, costará años.
A pesar de tener matices diferentes, ambos expertos destacan que es algo necesario, aunque son conscientes de que no es una cosa que se pueda hacer de manera inmediata. Antonio Argandoña afirma que sería una cosa de años: “Hay que convencer a los 27 países de la UE y rehacer el tratado. Después de esto hay varias preguntas que nos tendríamos que hacer ¿Queremos una fiscalización que venga desde Bruselas?, ¿Queremos renunciar a cosas por alguna imposición de Bruselas? ¿Qué nos pedirán? Estas y otras preguntas tendrán que plantearse los países, ya que si Bruselas se hace cargo de las fiscalidades nacionales los gobiernos perderían potestad de decisión a la hora de establecer sus presupuestos estatales.