Las últimas subastas del Tesoro, su rentabilidad y éxito, han puesto de “moda” entre los pequeños inversores la compra de deuda del Estado. Si hace un par de años, la mayoría de los particulares se decantaba, bien por la seguridad de un plazo fijo, ó por los vaivenes de la bolsa, los últimos dos meses han convertido los productos del Tesoro en la nueva estrella de los ahorradores.
Probablemente, estos inversores, bien por intuición ó por propia experiencia, no andan muy equivocados en su elección.
Eso es al menos lo que refleja un estudio realizado en el IESE por Pablo Fernández, Javier Aguirreamalloa y Luis Corres.
El estudio, sobre la rentabilidad de los fondos de pensiones, es demoledor.
Entre 2001 y 2011, únicamente 2 fondos, de 531, consiguieron superar la rentabilidad de los bonos a diez años del Tesoro.
Es decir, de 531 fondos, en diez años, sólo dos tuvieron ganancias por encima del 5,13% de la deuda del Tesoro.
Peor aún, 191, no sólo no ganaron, si no que perdieron dinero. Además únicamente 3 fondos, superaron el 4% de rentabilidad.
Si comparamos sus ganancias con la inflación de esos últimos diez años, los datos no son mucho mejores. Sólo 27 fondos obtuvieron una rentabilidad por encima de la media de inflación, por encima del 2,8%.
Los autores, achacan estos pésimos resultados a varios motivos: las altas e injustificadas comisiones, la elección de los títulos en cartera y su gestión…
A finales de 2011, 51 millones de españoles tenían invertido dinero en algún fondo de pensiones.
El constante repiqueteo que alerta sobre el riesgo de quiebra de nuestro sistema de pensiones o simplemente, la insistencia de los bancos aludiendo a los beneficios de la bolsa, o la búsqueda de una pequeña rentabilidad de los ahorros han empujado a muchos ciudadanos hacia los fondos de pensiones.
Sin embargo, los autores del estudio, alertan y aconsejan que no hay de dejarse llevar por los ‘cantos de sirena publicitarios’: “Los fondos con mayor rentabilidad no son los que tienen mayor patrimonio ni mayor número de partícipes”.
Hay que estudiar bien la evolución y la distribución de la cartera: “los fondos que proporcionaron poca rentabilidad en el pasado” tampoco tendrán más en el presente.
Otros estudios anteriores, y que se citan en el informe del IESE, aconsejan elegir fondos con comisiones y gastos pequeños, y evitar la “gestión activa”. Por “gestión activa” es cuando se realizan frecuentemente compras y ventas, cambiando las acciones de la cartera, para en teoría, buscar más ganancias.
OPACIDAD, COMISIONES Y FISCALIDAD
El estudio, sin embargo, asegura que “es imposible determinar si los movimientos han generado ganancias” por la “opacidad de la gestión”. Los fondos no proporcionan suficiente información a los clientes para determinar qué gestiones de compra-venta concretas han sido eficaces. Lo que sí generan, acierten o no, son ganancias en comisiones para los operadores de bolsa.
Precisamente, una de las conclusiones del profesor Pablo Fernández y sus colegas, es que , en vista de los resultados, “pocos gestores merecen las comisiones que cobran”.
Comisiones de gestión, de depósito, de suscripción ó de reembolso. La mayoría de los fondos cobran comisiones anuales de más del 2%.
Ellos no pierden, aunque el cliente sí lo haga. De hecho, en Estados Unidos, ya se han elevado numerosas voces pidiendo que las comisiones se condicionen a partir de los resultados.
Entre las comisiones pagadas y una gestión poco efectiva, el cliente termina por perder la ‘ventaja’ que ganaba con la desgravación fiscal.
Porque la ley, según denuncia el informe, también está del lado de los fondos: “Si un inversor realizara directamente con su dinero las mismas operaciones que realiza el gestor con su fondo de pensiones (…), aunque ahorraría comisiones” pagaría más costes por la custodia y la compra-venta de sus acciones, además de pagar más impuestos.
Es decir, si un pequeño ahorrador quiere hacerse su propia cartera de acciones sólo, y dejar de lado el fondo de pensiones y sus obligaciones, le saldrá, en términos de impuestos, más caro.
Por ello, el estudio hace un llamamiento a las autoridades porque considera injusto que se les favorezca presentando tán débiles beneficios para sus clientes particulares.