El gobernador de Banco de España, Luis María Linde, ha sugerido que permitir la ampliación de la vida laboral por encima de los 67 años tendría efectos positivos sobre la sostenibilidad financiera del sistema de la Seguridad Social.
En su comparecencia en la Comisión del Pacto de Toledo del Congreso, Linde ha indicado que prolongar la edad de jubilación hasta los 67 años es una opción que se justifica por el aumento de la esperanza de vida, el retraso en la entrada en el mundo laboral, la menor necesidad física que requieren la mayoría de trabajos en la actualidad y la mejora de las condiciones físicas en edades más avanzadas.
«Cualquier medida encaminada a desincentivar la jubilación anticipada y permitir la ampliación de la vida laboral por encima de los 67 años tendría efectos positivos sobre la sostenibilidad financiera del sistema», ha señalado.
Ha añadido que algunos países han optado por incluir también en sus mecanismos de sostenibilidad un enlace automático entre la esperanza de vida y la edad a la que se permite la jubilación.
Otros países -ha puntualizado- lo han enmarcado en un sistema de cuentas nocionales de contribución definitiva.
Sobre este modelo ha afirmado que tiene algunas ventajas para mejorar la transparencia del sistema.
Precisamente, Linde ha pedido que se suministre a los ciudadanos toda la información necesaria sobre su futura pensión para que les permita tomar una decisión sobre su ahorro.
Por otra parte, ha explicado que también se podría plantear extender el papel del ahorro para la jubilación, de modo que permita complementar los recursos del sistema contributivo público con la acumulación de activos financieros con los que suplementar las futuras pensiones públicas.
No obstante, ha puntualizado que mecanismos de capitalización son complejos y requiere un análisis previo para ver cómo se implanta, si es voluntario u obligatorio y la rentabilidad que puede ofrecer.
Defensor de la reforma
Linde ha defendido que la reforma de las pensiones de 2013 logrará restaurar la sostenibilidad del sistema de pensiones en el largo plazo y ha añadido que el Índice de Revalorización de las Pensiones es el mecanismo «más potente» para equilibrar el gasto.
Ha asegurado que las reformas recientes, como el Factor de Sostenibilidad y el Índice de Revalorización, incorporan un mecanismo automático de equilibrio financiero que lo acerca a otros sistemas públicos de pensiones del entorno europeo.
«Este mecanismo automático, con la definición actual o con otras alternativas, debe ser preservado», ha incidido.
Para afrontar el principal reto del sistema de Seguridad Social, que es el envejecimiento de la población, incluso una vez alcanzado el pleno empleo, habría dos opciones: o disminuir la tasa de sustitución o ampliar las fuentes de financiación del sistema, ha dicho.
Nuevas fuentes de financiación pasan por subir las cotizaciones sociales o las figuras impositivas o bien «sus diversas posibles combinaciones», ha añadido.
El alza de las cotizaciones plantea la dificultad de sus efectos negativos sobre el empleo y ha puntualizado que la eliminación de los topes máximos de cotización generaría un aumento de ingresos significativo, pero supondría una fuerte elevación de los costes laborales, según Linde.
Linde ha explicado que, si no se produce un incremento paralelo de las pensiones máximas, provocaría una reducción significativa de la relación entre las contribuciones y las prestaciones, «una relación que, en mi opinión, conviene mantener».
El gobernador del Banco de España ha añadido que con un incremento de la imposición general para financiar las pensiones sería importante que la cesta resultante de impuestos distorsione lo menos posible el crecimiento económico.
Linde ha explicado que la tasa de dependencia (ratio entre la población jubilada y la que se encuentra en edad de trabajar) se duplicará entre 2016 y 2060 y ha recordado que para compensar el efecto del alza del envejecimiento sobre el gasto en pensiones habría que aumentar la tasa de empleo.
Así, ha señalado que si la tasa de empleo llega hasta el 80 % en 2060, desde el 56 % actual, se podría compensar hasta el 60 % de presión sobre el gasto derivada de la longevidad.
Una tasa de productividad más elevada tendría, a su vez, impacto estabilizador sobre la proporción del gasto en pensiones respecto al PIB, ha añadido.