La economía mundial parece estancarse y las consecuencias pueden ser temibles. Mientras que Estados Unidos y el Reino Unido, parecen dejar a trás su etapa expansiva, la zona euro y Japón, no terminan de pisar el acelerador para superar un crecimiento anémico.
Ante este escenario, la directora gerente del FMI, Christine Lagarde ya ha expresado su preocupación por una nueva fase de crecimiento “mediocre” y exigió a las autoridades que no apuesten exclusiva por la palanca monetaria.
“Existe un riesgo de que el mundo se vea atrapado por algún tiempo en un nivel de crecimiento mediocre”, dijo Lagarde, al sugerir que la entidad podría mover a la baja sus previsiones económicas. El estancamiento de la economía mundial resucita el fantasma de una guerra de divisas pero otros factores también pueden restar puntos al crecimiento mundial. Y es que la incertidumbre sobre la situación en Ucrania, será otro de los focos de atención.
Aunque el Fondo ya ha realizado el primer desembolso del programa de rescate de dólares, la mayoría de analistas lo consideran insuficiente y apuestan por una ampliación de los recursos disponibles.
El caso de Rusia, es otro de los quebraderos de cabeza de los expertos, dado que las sanciones impuestas por los países occidentales a Moscú, han empezado a mostrar sus efectos y las perspectivas de crecimiento rusas se han visto reducidas notablemente.
Mientras, el Banco Mundial ha aprovechado el reciente brote de ébola en África para remarcar la importancia de la lucha contra la desigualdad, uno de los objetivos marcados por su presidente, Jim Yong kim.
Tanto el Fondo como el BM han aprobado ya paquetes de asistencia financiera de emergencia, pero está aún por comprobar los efectos económicos del brote.
El peor brote de este mal en la historia ha afectado Liberia, Sierra Leona y Guinea, y se ha extendido a Nigeria y Senegal. Se cree que casi 7.500 personas han enfermado, y más de 3.400 han fallecido, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Liberia ha sido la más afectada, con más de 3.800 casos y poco más de 2.000 muertos. La expansión de la enfermedad podría ser “catastrófica” sobre todo para los tres países más afectados y con posibles consecuencias para el resto de la región.