Dicen que a la tercera va la vencida, aunque a veces tienes que ser constante y realizar dos intentos más para que el objetivo se logre. Es lo que le ha pasado a Diana Nyad, una estadounidense de 64 años que intentó en cuatro ocasiones cruzar a nado desde Cuba hasta Florida y no tuvo éxito. A la quinta ya descansa tranquila.
Nyad, que ya cubrió la distancia entre las Bahamas y Florida en 1979, comenzó su última y triunfal experiencia el sábado en Cuba. Se lanzó al agua con su bañador, que no era de neopreno, y sin ninguna protección contra tiburones ni otras criaturas marinas. Solo por el hecho de que tenía que hacerlo, que lo intentó en 1978 y fracasó, lo volvió a hacer en 2011 y 2012 y cayó de nuevo, por las picaduras de las medusas o por tormentas eléctricas, pero a sus 64 años encontró la meta que tanto ansiaba.
Sola en el agua, Nyad estuvo acompañada en todo momento por un equipo que le suministraba alimentos cada media hora y asistencia sanitaria. Incluso le avisaba de la presencia de tiburones y le apartaban las medusas venenosas que se le introducían en la boca. Tras más de 48 horas de brazadas vientos, una noche helada en la que no comió nada para que no se enfriara al parar, y tormentas eléctricas, Nyad ya es historia.
Porque ostenta el récord de travesía a nado más largo del mundo. Lo ha superado en 56 kilómetros, y aunque la australiana Susie Maroney logró esta misma proeza en 1997, lo hizo dentro de una jaula de tiburones. Nyad, por tanto, es la primera en lograr ese objetivo tantas veces luchado y del que no cejó en ningún momento. «Nunca es demasiado tarde para perseguir tu sueño», dijo antes de salir, y ya es suyo. Eso sí, la nadadora dejará de nadar después de esta aventura. Es lo que prometió, aunque su coraje y toda una vida dedicada a las largas distancias a nado puede que la obliguen a imaginar otra meta.