María Belón, doctora y abogada, ha sido una de las protagonistas del programa ‘Viajando con Chester’, donde ha sido entrevistada por Risto Mejide. Su relato ha sido sobrecogedor, ha contado en primera persona cómo sobrevivió al tsunami de Tailandia que después sirvió como guión a la película ‘Lo imposible’ del director español Juan Antonio Bayona.
La protagonista estaba con sus tres hijos Lucas, Tomás y Simón, de 10, 8 y 5 años, disfrutando de las vacaciones de Navidad en un hotel de la costa tailandesa. «La noche de antes del 26 de diciembre de 2004 me dormí pronto. Yo no celebro la navidad, pero en Asia te obligan y cuando cené me fui a dormir pronto. Mi mayor preocupación era saber si mi marido iba a tener trabajo», relata María.
Ese mismo día, el Tsunami asoló Tailandia y así lo recuerda: «Fuimos a desayunar y a hacer planes. Yo tenia que poner una lavadora… Planteamos dejar a los niños en el hotel y buscar una lavandería, pero en el ultimo momento dijimos que íbamos todos. Primero nos dimos un chapuzón y ahí llegó. Un tsunami suena casi como en la película. No sé si un día se abre la tierra sonará así. Miras a todo el mundo. Es como una negación de que lo que viene. Es un monstruo».
«La secuencia del hotel y las palmeras cayendo es así. Lo ultimo que vi fui a una señora que venia corriendo con una toalla. La miré y dijo que como somos de ridículos y yo cogí mi libro para salvarlo. Me voy a morir y cogí mi libro. Lo acabé dos años después. No puedes leer. Tuve un shock postraumático. Me agarro al libro y miro a mis hijos por ultima vez».
«Un segundo y medio calculo que fue lo que tardé en gritar: ¡Quique, los niños! Y crees que acaba todo aquí. Lo siguiente fueron golpes y golpes en la piscina. Asfixia, ganas de morirte, piensas en porqué te está pasando esto, mucha oscuridad, mucho descontrol. Después de cada golpe gritas que no les esté pasando a ellos que no…». Tras decir estas palabras, rompe a llorar visiblemente emocionada.
«Cuando salí a la superficie me cabreé con la vida. ¡Que mierda hago aquí! El tiempo desaparece. De repente todo va rápido o lento», cuenta mientras aún recuerda como su único pensamiento era que sus hijos habían muerto. «Cuando mi marido encontró a Tomás, el pequeño, se pellizcaba y era porque decia que se quería despertar… Habían pasado horas. Lucas me gritaba mamá, mamá, sacame de aquí. La marea viene con todo. Luego vienen dos olas y luego la resaca que tela. Pero te deja flotar. Mi marido emergió solo».

Imágenes imposibles de borrar en la mente
«Han pasado diez años pero lo cuentas y parece que fue ayer. He vuelto a nadar en el mar. Nos encanta pero tardamos un tiempo en volver. Hasta un año después no volvimos pero nos metimos hasta el muslo», relata.
Aún recuerda los duros momentos en los que está en el hospital. Una de las víctimas le dijo antes de morir que se llamaba Simón: «Le dije que le tenia que cambiar el nombre porque mi hijo pequeños se llamaba Simón. Para mi en ese momento estaban todos muertos».
«Otro momento muy duro fue ver la naturaleza humana. Ves cosas duras y maravillosas. Lo mejor, los que ayudaban en el hospital. Lo peor, cuando uno exije una sabana limpia. Tampoco quería ayudar a nadie, fue feroz y por eso le dije a lucas que ayudara». A su hijo mayor, Lucas, le quedó tan marcado qie ahora estudia medicina.
Por la noche hubo otra alarma de tsunami y la gente empezó a correr y Lucas me preguntó que hacemos y le pregunté si nos moríamos juntos y se subió a la cama y nos abrazamos. En esos momentos nos surgió el humor, que fue un flotador increíble. Cuando nos abrazamos al cabo de un rato le dije que cogiera un colchón porque estaba sobre una puerta «.
El reencuentro con su madido fue una «casualidad. La vida es superpeliculera». El momento de que mi marido encuentra a Lucas y se reúne con todos los niños fue casualidad. No sé si el dolor se acumula más que la felicidad. Creo que por partes iguales. No creo en un dios, creo en el amor, en el amor que mueve montañas», concluye María.
El Goya de La película ‘Lo imposible’ está en el fondo del mar junto a los 230.000 muertos. Bayona se lo entregó a María y ésta se lo dedicó a los fallecidos.