La exposición, que cuenta con la colaboración de la Comunidad de Madrid, propone un recorrido por el universo de la pintora, protagonizado por sus objetos personales y por la intimidad de sus viviendas y talleres. Pero estos ambientes y elementos cotidianos forman parte, a su vez, del imaginario colectivo y apelan directamente a las emociones del espectador, un objetivo que la artista siempre tuvo presente.
La selección de obras abarca las seis décadas en las que Quintanilla estuvo en activo, desde La lamparilla (1956), la obra más antigua que se conserva, hasta Bodegón Siena (2017), la última que entregó a su galerista poco antes de fallecer, y se presentan a través de seis secciones temáticas y cronológicas en las que se suceden bodegones, interiores, paisajes y jardines.