La reina Maria Antonieta fue uno de los personajes icónicos de la Revolución Francesa. Esposa del monarca francés Luis XVI e hija de los emperadores de Austria, Maria Antonieta era una mujer muy criticada en la selecta corte rel rey.
El resto de nobles la consideraban una persona voluble y frívola y la acusaban de influir políticamente sobre su marido, apoyando siempre a los sectores más conservadores y beneficiando los intereses de su patria natal, Austria.
Creían que se trataba de una espía francesa y se rumoreaba que tenía un interés especial en los ‘asuntos carnales’ pues se le conocieron varios amantes. Además, mientras el pueblo francés se moría de hambre, ella, acostumbrada a los mayores lujos, derrochaba el dinero de las arcas reales
La llegada de la revolución
La caída de la monarquía se fraguó en pocos meses mientras la corona permanecía ajena. Ni Luis XVI ni María Antonieta supieron ver el alcance de los cambios se estaban produciendo en su propio país. Los monarcas intentaron huir y eso aumentó la ruptura entre el pueblo y la corte.
El conde sueco, Axel de Fersen, uno de los amantes de María Antonieta, se encargó de urdir un plan de fuga. La familia real debía escapar de París durante la noche, pero no consiguieron pasar de Varennes, donde fueron detenidos. «Ya no hay Rey en Francia«, fue la famosa frase de Luis XVI tras su detención.
La Asamblea Legislativa terminó sometiéndosea los revolucionarios, Robespierre y Danton, mientras las masas asaltaban la residencia real. Luis XVI fue retenido en la Torre del Temple y su mujer decidió acompañarle a prisión, mostrando un valor que engrandeció su figura.
Maria Antonieta aceptó con serenida dla separación de sus hijos y la ejecución de su esposo en enero de ese año. Después fue trasladada a una celda estatal y tras siete meses fue juzgada y acusada no solo de traición sino de incesto por los supuestos juegos sexuales que mantenía con su hijo.
Tres días más tarde, un 16 de octubre de 1793, fue sentenciada a muerte y ejecutada con el arma favorita de los revolucionarios franceses: la guillotina.
En su camino al cadalso sufrió la última humillación de su vida al ser exhibida por todo París en una carreta entre los insultos de la multitud.