Hay más de 150 lluvias de estrellas al año pero solo algo más de una decena se pueden considerar como bellas, espectaculares y mágicas por cómo surcan los cielos. Con el buen tiempo es mucho más fácil que estos fenómenos que iluminan la noche se vean con claridad, siempre que la luna llena no moleste.
Líridas, Perseidas, Leónidas,… todas son impredecibles. La próxima lluvia de la que podrá disfrutar el mundo será la madrugada del sábado, cuando las Camelopardálidas, la inédita lluvia de estrella que nunca antes se ha visto, hagan su aparición pudiendo ver hasta 400 meteoros por hora.
El director del Observatorio Astrónomico de Almadén de la Plata y presidente de la Asociación Astronómica de España, Miguel Gilarte Fernádez, recomienda que los fanáticos de estos fenómenos que quieran disfrutar de una noche de estrellas fugaces se alejen de las grandes ciudades.
Lo principal siempre es alejarse de la luz y de la contaminación. Eso sí, es importante estar cómodo por lo que una tumbona o toalla para tumbarse, una manta para no pasar frío por si bajan demasiado las temperaturas y algo de comida y bebida por si tenemos un ataque de hambre, son elementos indispensables para disfrutar de una noche de meteoros a los que pedirle algún que otro deseo.
No son necesarios los prismáticos o los telescopios porque a simple vista se podrán ver sin problema siempre que la lluvia se adelante de la hora y las nubes no hagan de las suyas.
El norte de la península será el que lo tenga algo más complicado ya que los cielos estarán cubiertos.
Según el presidente de la Organización Salmantina de la Austronaútica y del espacio, Óscar Martín, «el centro de visión del observador debe estar a unos 30-45º del radiante de la lluvia, pero no muy pegado al horizonte. El radiante se encuentra en la zona de Camelopardalis, muy cerca de la cola de la Osa Mayor y la Estrella Polar».