El dividendo es la parte del beneficio de una empresa que ésta decide repartir entre sus accionistas. Es, por lo tanto, una renta que recibe el accionista por ser propietario de la empresa.
Normalmente las empresas cierran sus cuentas anuales en el mes de diciembre, lo que quiere decir que es entonces cuando calculan el beneficio o la pérdida que han conseguido con su negocio a lo largo de todo un año.
En el caso de que haya obtenido un beneficio, la empresa debe decidir qué parte de esas ganancias va a repartir entre sus accionistas. Esta decisión tiene que ser votada por los propios accionistas en una reunión que, como mínimo, realizan una vez al año llamada Junta General de Accionistas.
Dividendos ordinarios y extraordinarios
Sin embargo, no es necesario entregar el dividendo en un único pago. Así, en los últimos meses del año la empresa ya tiene una idea aproximada de cuál va a ser el resultado de su actividad, por lo que puede decidir anticipar una parte del dividendo. Por ello a partir de, por ejemplo, el mes de septiembre, algunas empresas deciden pagar un dividendo a cuenta del resultado de ese mismo año. Una vez cerradas las cuentas anuales y con la seguridad de cuál ha sido el beneficio obtenido, la empresa puede pagar un dividendo complementario.
Los comentados hasta ahora reciben el nombre de dividendos ordinarios, ya que se obtienen por el reparto del beneficio que ha conseguido la empresa en lo que es su actividad principal.
Sin embargo, en algunas ocasiones también se puede ganar dinero con actividades extraordinarias. Por ejemplo, una empresa cuyo negocio consiste en la venta de ropa a través de una red de tiendas, puede conseguir un beneficio extraordinario por la venta de uno de sus locales. Si decide repartir ese beneficio entre sus accionistas, lo hará a través del pago de un dividendo extraordinario, lo que indica que es un pago excepcional, que no se espera seguir realizando en los próximos años.
El pay-out
Poniendo números al ejemplo anterior, supongamos que la empresa ha ingresado durante todo el año 2016, 320 millones de euros. Restando todos sus gastos, los beneficios han sido de 22 millones de euros, de los que 20 los consiguió mediante la venta de ropa y 2 por la venta del local. En noviembre de 2016, cuando la empresa ya tiene una idea de cuál va a ser el beneficio, decide repartir entre sus accionistas un dividendo a cuenta del resultado de ese año de 5 millones de euros. En abril de 2017, tras la celebración de la Junta General de Accionistas, reparte un dividendo complementario de 7 millones de euros y un dividendo extraordinario de 2 millones de euros. Por lo tanto, de los 22 millones de euros de beneficios, la empresa ha repartido entre sus accionistas 14 millones, es decir, un 64% (este 64% viene de dividir 14 millones repartidos en dividendos entre los 22 millones de beneficios totales obtenidos). A este porcentaje se le llama pay-out de la compañía.
Otra manera de estudiar estas cifras es calculando el dividendo que se paga a cada una de las acciones. Así, si la empresa de nuestro ejemplo cuenta con 10 millones de acciones, como el total del dividendo repartido es de 14 millones, a cada acción le corresponde un dividendo de 1,40 euros (0,50 euros como dividendo a cuenta, 0,70 euros como dividendo complementario y 0,20 euros como dividendo extraordinario).
Algunas empresas, especialmente las extranjeras, deciden el pay-out o porcentaje de los beneficios que van a pagar a los accionistas y lo mantienen más o menos igual con el paso del tiempo. De este modo, los años de grandes beneficios se pagan unos dividendos mayores y los años de beneficios menores se pagan unos dividendos más reducidos. Sin embargo, las empresas españolas a menudo intentan pagar una cantidad fija de dividendos, de manera que los años de menores beneficios un porcentaje mayor de los mismos se reparte entre los accionistas.
Un dividendo reinvertible en más acciones
En los últimos años, también ha sido habitual entre las empresas españolas ofrecer el dividendo flexible con el que, en lugar de pagar directamente al accionista el dividendo en efectivo, se le ofrece la posibilidad de recibir más acciones de la propia empresa.
También es necesario señalar que es muy importante que los dividendos sean anunciados por parte de la empresa con antelación suficiente al pago del mismo: lo anterior es básico no sólo para la correcta valoración de las acciones en el mercado, sino también para la correcta valoración de otros productos como, por ejemplo, futuros y opciones financieras.
Por último, y en función de todo lo anterior, quizás quepa preguntarse por cuál es el último día que tiene una persona para comprar acciones y recibir entonces el dividendo debidamente anunciado con antelación por la empresa. Vamos a verlo a través de un ejemplo:
Por ejemplo, si un dividendo se paga (se le suele llamar fecha de pago o “payment date”) un viernes, el último día en el que se podrán comprar las acciones para tener derecho a recibir ese dividendo será el martes de esa semana (3 días hábiles antes de la “payment date”):