Ya pasó más de un año desde que un tsunami sacudió a Japón, pero las consecuencias todavía continúan. Una marea de escombros navega por el océano Pacífico
rumbo a Alaska lo que ha generado alarma entre los científicos que trabajan en el lugar debido al daño medioambiental que podría causar.Semanas atrás había llegado a Alaska un balón de fútbol que había sido arrastrado por las corrientes marinas tras el tsunami. Ese hecho fue tomado por la prensa mundial como un evento simpático. Sin embargo, ahora se descubre que se trató del anticipó de lo que vendrá.
El Centro de Estudios de la Costa de Alaska indicó que los primeros restos de material aislante, boyas y pedazos de escombros de edificios destruidos se pueden ver en playas a 6.000 kilómetros de distancia de la costa japonesa.
Según los especialistas, esta marea de escombros se acumulará en la arena en los próximos meses y podría traer aparejados problemas para el medioambiente e, incluso, para la salud de los residentes de la zona. Se estima que llegarán a Alaska 1,5 millones de toneladas de escombros.
Los habitantes de las islas ya han comenzado a recoger de la playa botellas de plástico, bloques de polietileno y otros objetos. Voluntarios recorren zonas de la Isla Montague para ayudar a limpiar las playas, mientras las autoridades han anunciado que mañana jueves comenzará una campaña de limpieza.
Se estima que el 70% de los restos que arrastró el tsunami se hundieron, pero el resto flota en el mar. Los pequeños fragmentos de espuma de polietileno son los que generan preocupación, pues se cree que puede haber millones de ellos.
“Los albatros y las aves marinas comen eso como locos, y está matando a muchos de ellos”, dijo un voluntario del grupo de conservación Guardián del Golfo de Alaska.