La ONG ha alertado de que la industria petrolera se está acercando cada vez más hacia esta región prístina debido a que el cambio climático está derritiendo «grandes» extensiones de hielo. En concreto, ha avisado de que una empresa noruega, que opera al este de Groenlandia, ha comenzado a mapear el lecho marino.
En este sentido, la organización ha señalado que para encontrar yacimientos de petróleo se realizan disparos con cañones de aire que emiten pulsos de sonidos de 259 decibelios hacia el fondo marino, una intensidad que sería percibida por el ser humano como, aproximadamente, ocho veces más fuerte que un motor a reacción despegando.
«Está claro que el ruido de las prospecciones sísmicas tiene un impacto sobre las ballenas, ya que puede dañar su audición, la capacidad de comunicación y también desplazar a los animales, ya que afecta a su comportamiento durante el buceo, la alimentación y los patrones de migración», ha declarado el investigador senior del instituto Marine Conservation Research, el doctor Oliver Boisseau.
Asimismo, ha indicado que «cada vez hay más indicios» de que esto podría causar «graves lesiones», y que también «puede alterar el éxito reproductivo» de estos animales, «aumentando el riesgo de varamientos» o de quedar atrapados en el hielo».
Greenpeace ha señalado que petroleras como Shell, BP y Chevron tienen concedidos derechos de perforación petrolífera en en el mar de Groenlandia y son «posibles clientes» de los datos sísmicos que investiga la compañía que está realizando las prospecciones sísmicas, TGS Nopec.
El barco rompehielos de la ONG, el »Arctic Sunrise», se encuentra actualmente de camino a la zona concreta de las prospecciones para documentar las pruebas sísmicas. Según sostiene la organización, estas pruebas pretenden hacer un mapa del lecho marino y sus bolsas de petróleo con transectos de navegación de 7.000 kilómetros entre las latitudes de 70º y 80º norte del Círculo Polar Ártico.
«Las prospecciones sísmicas en aguas heladas son sólo una de las horrendas maniobras realizadas por la industria petrolífera en el Ártico y disparan pulsos de aire en este hermoso océano. Shell y otras compañías petroleras intentan que el resto del planeta no se entere de que estas prospecciones están ocurriendo; y aún menos que se sepa el peligro que supone a ballenas en peligro de extinción y otras especies marinas», ha destacado la responsable de campañas de Greenpeace, a bordo del Arctic Sunriseha, Sune Scheller. Además, ha subrayado que la ONG «mantendrá los ojos y oídos cerca de esta dañina actividad».
Las maniobras sísmicas, según informa Greenpeace, se llevan a cabo en áreas cerradas y se superponen con «áreas de preocupación» señaladas por el gobierno de Groenlandia para la protección del narval, la morsa y la población en estado crítico de conservación de ballenas de Groenlandia.
«Es alarmante considerar la enorme actividad sísmica que está planificada y llevar a cabo en el alto Ártico, dada la fragilidad de este ecosistema y el potencial de perturbación y daño a las ballenas. Parece justificado que se inste a la cautela extrema debido a la ausencia de datos y la limitada comprensión de los efectos a corto y largo plazo del ruido sísmico en las especies árticas, especialmente los narvales», ha subrayado el investigador Boisseau.